Lealtad no es solapar
Un gran problema de la grandes instituciones es que confunden el ser leal con solapar a los que cometen errores dentro de esas grandes organizaciones, es muy clásico de las épocas antiguas tratar de esconder a las ovejas negras de la familia para no ser expuestos al descredito generalizado, así sucedía con grandes instituciones como el ejército, las grandes religiones, los partidos políticos dominantes, en las grandes empresas y hasta en las familias, se creía que se le hacía un gran favor a la institución ocultando los delitos que cometían algunos miembros. La modernidad ha traído vientos de cambio, hoy es bien visto que se ventilen los errores, que salgan a la luz los casos penosos y los errores cometidos, así vemos que las grandes empresas de automóviles o de teléfonos en lugar de ocultar los vicios o fallas en que incurrieron, hacen publicidad del error y se hacen responsables, llamando a los clientes para repararles la falla, eso hace que al final ganen confianza en lugar de perderla. Lo mismo sucede ahora con la iglesia Católica, con el papa Francisco sacando a la luz el arroz negro de la sopa, al final quedará limpia y se podrán reparar los errores cometidos, cosa que hasta ahora no han hecho los partidos políticos, gobernantes, ni el ejército.
Todo lo anterior viene al caso porque el Presidente electo ha dicho que se hará justicia en los casos de los estudiantes en Ayoztinapa y el de Tlatlaya donde estuvo involucrado el ejército y ya varios generales andan pregonando deslealtad de AMLO para con las fuerzas armadas, es hora de modernizar nuestros paradigmas, solapar no es lealtad, lo mejor que pueden hacer por sus instituciones es sacar la pus desde dentro porque si no terminarán pudriendo a toda la institución tal como sucedió con el PRI, por eso hay que dar la cara, por los errores y ser los primeros interesados en que se haga justicia, esa es la verdadera lealtad buscar lo mejor para mantener sanas las instituciones y no encubrir a unos cuantos bribones que se esconden dentro de las organizaciones, hay que sacar las manzanas podridas para mantener bien las sanas. José de Jesús Ornelas Jiménez