FCE: mal tiempo
“La grandeza del Fondo radica en obras de alto nivel intelectual como las de Hegel...”
Durante muchos años, el Fondo de Cultura Económica fue no solo una referencia obligada en la publicación de libros importantes para la vida intelectual hispanoamericana sino una valoración de la buena poesía en nuestro idioma. Publicar en el Fondo no era fácil y el lector exigente sabía que los libros de las colecciones Letras Mexicanas o Tezontle garantizaban —más, menos— originalidad.
Así, con el antecedente en los años cincuenta de las ediciones de Alfonso Reyes, Carlos Pellicer, Luis Cernuda y Octavio Paz, en los sesenta aparecieron, por un lado, Montes de Oca, Pacheco, Aridjis y Zaid y, por el otro, poetas de La espiga amotinada. Un poco más tarde, en torno a 1980, entraron en el catálogo de la editorial Jaime Reyes, David Huerta, José Luis Rivas y Fabio Morábito. Bajo la mirada exigente de José Luis Martínez y Jaime García Terrés, la institución abrió las puertas a los jóvenes. En las discusiones hubo entusiasmo y también dudas, pero los nuevos tenían qué ofrecer y carácter.
Las cosas cambiaron cuando un político llegó a dirigir el Fondo y luego otro y otro y otro. El resultado de esta mudanza ha sido el apocamiento de las legendarias colecciones mencionadas y la introducción de un criterio “amplio” para escoger autores. Ahora, los libros de poesía tienen portadas absurdas —imposible leerlas—, ya no pertenecen a Letras mexicanas y, lo peor, el número de autores “regulares” supera con mucho a los excelentes, algunos fuera o casi fuera de catálogo (Luis Miguel Aguilar, Antonio Deltoro, Marco Antonio Campos, Verónica Volkow, Samuel Noyola, Juan Carlos Bautista…). Además, y esto es lo más grave, privilegian una sensiblería oculta en “imágenes”. En los últimos años, la influencia de una ininteligible crítica retórica, amparada en una falsa comprensión de las vanguardias históricas, ha promocionado una escritura sinuosa, vaga y en trance patético. Si tomamos los Premios Aguascalientes publicados por el FCE —¿quién les dijo que publicar premios era buena idea?— encontramos ese lenguaje impreciso, sin resonancia y sentimental: “Al centro del vértigo,/ en la corona argenta de la fiebre” (Jesús Ramón Ibarra) o “Habitamos en el costado espiritual de la luz púrpura” (Renato Tinajero). Tenemos así una visión melodramática del lenguaje, una pobreza imaginativa con adjetivos torpes (“corona argenta”, “costado espiritual”).
Basta con recordar “Colibrí, astilla que vuela hacia atrás” de Montes de Oca o “¡Qué extraño es lo mismo!” de Zaid para ver la enorme diferencia. ¿Por qué muchos poetas han olvidado el círculo mágico y el círculo lógico de Villaurrutia? ¿Por qué siguen el “lingüístico” guirigay argentino que en realidad es gringo? Alivió saber que ya no continuaría el maltrato del Fondo en manos de políticos gracias al arribo de una escritora. Pero cambió. Ojalá que el escritor Paco Ignacio Taibo II sea capaz de hacer a un lado la politización de sus predecesores y reconocer que la grandeza del Fondo radica en obras de alto nivel intelectual como las de Hegel y Marx o como las de Reyes, Paz y Revueltas. Literatura Random House México, 2018
388 páginas “La historia es la corriente invisible que mueve todo en el fondo”, se dice en esta novela en la que autobiografía y ficción se encuentran. Padres, abuelos, hermanos, hijos desfilan a partir del momento en el que Carlos Monge McKey ajusta cuentas con uno de sus enemigos y decide huir y cambiar de nombre. La huida es, un sino familiar, que se impone de generación en generación, transformando la vida en una cadena de ensoñaciones y calvarios. Seix Barral México, 2018 491 páginas En 1975, el historiador de arte Leo Hertzberg descubre a un artista excepcional, un creador hasta entonces desconocido. Bill Weschler es el pintor que asombra a Hertzberg a tal grado que se forja entre ellos una sólida amistad, y con los años será el propio historiador quien cuente la vida del artista con sus inmensos claroscuros. Las relaciones humanas y el proceso de creación artística son los ejes de esta novela en la que Hustvedt explora eso que suele llamarse destino. Tusquets México, 2018 478 páginas Un retratista abandona Tokio y se marcha al norte de Japón. Se recluye en una casa solitaria en medio del bosque y ahí, entre la abundante obra plástica almacenada en el desván, encuentra una pintura titulada La muerte del comendador. La obra, en paralelo con la ópera Don Giovanni de Mozart, más una serie de personajes, crearán una espiral de acontecimientos en la existencia de ese hombre hundido en un dilema existencial. Defausta México, 2018 725 páginas Además de diseñador de moda, Domínguez también es escritor. Su novela Juan Griego apareció originalmente en 1992 y ahora la presenta aumentada y corregida. Está ambientada en la Argentina de la junta militar. Una historia de amor y Borges forman también parte de ella. Así explicó en su momento el autor el por qué del lugar: “Parte de mi alma está allí, porque la literatura de autores como Jorge Luis Borges o Juan Rulfo me unió sentimentalmente a aquellos países”. Anagrama España, 2018 452 páginas Juice Terry Lawson, quien ya había asomado la cabeza en Cola y Porno, un pícaro que lo mismo hace de taxista que de traficante de drogas, seductor y vulgar, se deja llevar por una marea de acontecimientos tan descocados como buscar a una joven desaparecida y socorrer a una actriz suicida.
El ritmo es trepidante y la escritura se rebela contra toda forma de corrección política, tanto que se regodea en la obscenidad y la blasfemia. Secretaría de Cultura de Jalisco Guadalajara, 2018
176 páginas Este proyecto comenzó hace casi 20 años. Del 2013 al 2017 estuvo de gira la exposición fotográfica en la Casa de la Cultura en Jocotepec, Ocotlán, Chapala, y en varios foros de Guadalajara, parte de la obra ha sido expuesta y premiada alrededor del mundo, El libro tiene tres ejes: Datos sobre Chapala tales como geografía, problema ambiental, historia, flora, fauna, pesca, atractivos turísticos, una galería fotográfica y textos sobre el agua y su relación con el humano, como su consumo y la contaminación