Milenio Jalisco

La farsa de la consulta

- MIGUEL ÁNGEL PUÉRTOLAS

Ayer lo comentaba, la consulta sobre el futuro del Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de México será un rotundo fracaso al no contar con el mínimo control de cómo se emitió la opinión de cada ciudadano que acudió a participar.

Una consulta sin reglas, sin candados mínimos como, por ejemplo, boletas foliadas que permitiera­n ligar el folio con la credencial de elector que presentaro­n, una tinta que para nada era indeleble y que además no era revisada a la hora de acudir a la urna, lo único que permitió es que quien quisiera pudiera realizar un carrusel y votar en cinco o más urnas; vaya, una verdadera vacilada.

También le comenté que la consulta durará cuatro días, tiempo suficiente para hacer lo que se quiera con los resultados de la encuesta, no hay un límite de impresión de boletas porque no se sabe cuántas se mandaron imprimir y al no tener número de boletas, la cantidad de éstas puede ser infinito. Después de este nefasto ejercicio lo único que va a suceder es que los ciudadanos desconfíen cuando se pretenda realizar una verdadera consulta ciudadana, si de por sí la participac­ión en las elecciones es difícil, este tipo de ejercicios mal hechos y mal cuidados terminan por sembrar dudas respecto a los resultados.

Si lo que se pretende es desacredit­ar la participa- ción ciudadana, este es un buen ejercicio. Nadie en su sano juicio va a creer los resultados de la misma, no habrá argumento válido para que lo que resulte de este ejercicio sea defendible por ningún motivo, aunque milagrosam­ente saliera como resultado que la mayoría de los mexicanos está a favor del aeropuerto que ya se construye en Texcoco.

Lo más delicado del asunto es pensar si esta va a ser la forma de gobernar, creo que lo más convenient­e para no echar por tierra los verdaderos intentos de fomentar la participac­ión de los ciudadanos manchando de esta manera el procedimie­nto, simplement­e debería de haberse ejecutado la decisión por parte del gobierno en el momento en que esté en el poder y no queriendo hacer cómplice a la población con la falsedad de una supuesta consulta.

Sume a todo esto el desconocim­iento de a quienes se pregunta respecto a las opciones y a que la mayoría de los ciudadanos no tiene la radiografí­a de lo que se trata el cancelar un proyecto que tiene 30 por ciento de avance y que además representa dar un cerrojazo a la confianza hacia nuestro país.

Es claro el sesgo hacia un proyecto, para qué darle tantas vueltas al tema fingiendo participac­ión ciudadana que no existe… ¿no cree?

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