Milenio Jalisco

Todos vamos a morir

- BÁRBARA ANDERSON barbara.anderson@milenio.com Twitter: @ba_anderson

Nada, nada, amigo mío; lo que le he dicho, no estoy seguro de nada, no sé nada. Imagínese que ni siquiera sé la fecha de mi muerte…”, le confesó a un reportero Jorge Luis Borges, en una de sus últimas entrevista­s a El País.

Lo que es inexorable es que todos vamos a morir.

Pero tenemos esa angustiosa necesidad de voltear para no ver ese momento. O más bien, nos asomamos, le pasamos la lengua como a una llaga recién descubiert­a en la boca, pero no nos atrevemos a vivir cada día sabiendo que ese verbo final está a un puño de distancia.

Y esto es algo que también están tomando en cuenta las empresas funerarias del país, que hasta ahora se habían enfocado más en atender la ‘necesidad inmediata’ de un velorio que en buscar ingresos fijos y a futuro, vendiendo seguridad sobre algo que ocurrirá inexorable­mente.

“Nos hemos convertido en un negocio mucho más financiero. Hoy somos una marca monolítica, que por un lado ofrece los servicios tradiciona­les pero que también vende planes prepagos”, me decía Óscar Padilla, director general de J. García López.

En este sentido tienen su plan de Previsión Final, un paquete de servicios equivalent­es a 18 mil pesos por persona que se pagan en 36 meses. El potencial es enorme: hoy solo 3 por ciento de los mexicanos invierte en un seguro funerario. “Estamos muy abajo versus otros países, como los sudamerica­nos que tienen entre 12 y 20 por ciento o España que tiene más de 40 por ciento”, agrega el ejecutivo.

Con un modelo prepago similar, pero a mayor escala, lanzó Asistente Funeraria Corporativ­a. “Buscamos empresas que tengan nóminas grandes, o una importante masa de clientes —como bancos o asegurador­as— donde damos una asistencia corporativ­a”, explica. Por ejemplo, quienes cobran su sueldo vía Banco Santander ya tienen incluida en esa tarjeta de nómina un servicio funerario. “Nosotros le cobramos a 8 millones de usuarios y el banco nos paga entre 40 a 50 centavos por persona por mes”, agrega Padilla, que ya suma 14 millones de afiliados bajo este nuevo servicio.

Y el paso siguiente de pensar a futuro es el lanzamient­o en pocos meses de su propia asegurador­a, JGL Compañía de Seguros, que está en los trámites finales de aprobación por parte de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV). El lanzamient­o será con un producto de 2,500 pesos anuales, que incluirá un seguro de vida por 250 mil pesos y servicio funerario gratuito. En su primer año ya tienen garantizad­os 100,000 clientes y para el cuarto año esperan llegar al millón de asegurados.

Previsión ante lo único cierto que nos unifica, se está recién despertand­o como negocio, aunque sea una obviedad, como decía Borges en una de sus milongas más famosas:

“Manuel Flores va a morir, eso es moneda corriente:

morir es una costumbre que sabe tener la gente”.

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