Vientos de cambio
Basta ya de admirar y enaltecer a políticos y empresarios corruptos. Llegó la hora de bajarlos de su pedestal, de dejar de aplaudirles y de presumir su amistad ubicándolos en su verdadera dimensión, calificándolos como lo que son: verdaderas lacras nocivas, desalmadas, voraces, parásitos y rapaces que succionan recursos de nuestra grandiosa y hermosa nación.
México, país riquísimo, por décadas ha sido esquilmado sin misericordia por roedores insensibles que nos han llevado al caos prevaleciente. Con los cambios políticos y el nuevo orden que se avecina, surge la esperanza, vislumbrándose una luz al final del túnel. ¡Así sea!