Participación crítica
Con esta entrega, inauguramos una etapa más en el tránsito civilizatorio, que aspiramos, nos conducirá a la implementación de los procesos para la construcción social del desarrollo en todas sus dimensiones: Urbanas, Ambientales, Humanas o de cualquier otra índole.
Pretendemos configurar una línea de pensamiento reflexivo que propenda propiciar condiciones en torno a la necesaria e indispensable formación cívica con respecto al conocimiento y ejercicio de los valores democráticos y ciudadanos.
Consideramos que la generación de capacidades de participación e incidencia en las decisiones públicas a través del razonamiento crítico ciudadano; es una demanda que se nos plantea en nuestro contexto actual, que es, al mismo tiempo, producto de la histórica incapacidad de participación eficaz en los temas de interés público. Nos encontramos como sociedad, rezagados en la elaboración e implementación de estrategias que nos permitan alcanzar el objetivo superior de conducirnos sobre los principios de la democracia participativa. Hemos estado sujetos a la voluntad de los poderes económicos, políticos y partidistas; que han impuesto su visión e interés, a través de la corrupción, la impunidad y la falta de rendición de cuentas.
Es tiempo de educarnos en la libertad bajo los límites de la responsabilidad. Comprometiéndonos en la lucha contra la ignorancia y la apatía para fomentar la cultura del debate político, sin menoscabo de la apertura a la tolerancia y el reconocimiento del valor del otro.
Si entendemos que la democracia, como sistema, es la organización social que atribuye o traslada la titularidad del poder a la ciudadanía en su conjunto; diríamos entonces, que en un sistema democrático las decisiones colectivas son determinadas por la sociedad que habrá de respetar y acatar tales determinaciones. Empero, debemos reconocer que existen diferentes formas y matices para llegar a la toma e implementación de estas decisiones.
Para el caso de México, podríamos hablar de una democracia representativa o indirecta donde, por ejemplo, los regidores son representantes populares en el ayuntamiento, los diputados y senadores en los congresos locales y federal, etc. Representantes ciudadanos que se han alejado de su causa eficiente de representación ciudadana para responder a intereses de grupo, ajenos del bienestar común. Sin embargo, y al mismo tiempo, existen las herramientas que permiten la participación ciudadana en la toma de decisiones de forma directa. Es el caso de las consultas populares, plebiscitos o referéndums que existen desde 1998 en la legislación de algunas entidades de nuestro país.
El fomento en la implementación de estas herramientas nos permitirá centrarnos en el