Los colchones reconstruidos: gasto en vano y hasta infecciones
En Guadalajara la venta y compra de estos productos es común, a través de una cadena entre ropavejeros y vendedores que los ofertan a bajo precio sin garantizar calidad
En Guadalajara la venta y compra de estos productos es común, a través de una cadena que los ofertan a bajo precio sin garantizar calidad.
Ya sea a través de grupos en redes sociales, páginas de venta en línea, locales establecidos o bodegas, en Guadalajara la venta y compra de colchones reconstruidos es una práctica común. Generalmente sin garantía, los jergones se ofrecen a precios más económicos a lo que costarían nuevos, lo que llama la atención del comprador que no suele cuestionar la procedencia o calidad y termina adquiriendo un producto usado que puede no solo ser un desperdicio de dinero sino también un riesgo a la salud.
Siempre que el colchón no se saque directamente de una tienda departamental o de marcas reconocidas, se corre el riesgo de que éste sea usado, pues quienes venden estos productos, los disfrazan y ofertan como nuevos y en la mayoría de los casos no le comentan al comprador que lo que le venden es reconstruido… hasta que se les pregunta.
“Sí, es reconstruido… O sea, sale bueno el colchón, lo reconstruimos por completo, el colchón sale muy bien, yo lo vendo muchísimo en los hoteles… es colchón hotelero económico, pero está en perfecto estado”, respondió un vendedor cuando se le cuestionó si el jergón se había rearmado, luego de minutos de conversación sin que él diera a conocer esta información.
Otro vendedor que se anuncia en un sitio web asegura que estas colchonetas son de buena calidad, y se renuevan con material nuevo, aunque no llevan garantía. “Tengo ya dos años trabajándolo (el producto reconstruido) y ahora sí que me he animado a publicarlos más porque no me han dado problema”, afirmó.
En una bodega por la zona de Obregón que oferta estos colchones, los mismos se habían agotado, y el vendedor no estimó una fecha de resurtido. Y es que en la mayoría de los casos, los mismos proceden de ropavejeros que andan en la calle y los compran, luego se reconstruyen y sacan al mercado de nuevo.
La reconstrucción consistiría en dejar el “esqueleto” del artículo, los alambres y resortes, y actualizar el resto, el relleno, forro y tela, algunos vendedores no llevan a cabo este procedimiento, y optan por forrarlos y dejar debajo el jergón usado, o hay quienes que aunque los reconstruyan lo hacen con materiales de mala calidad, o incluso basura. Ambos casos pueden traer consecuencias graves a la salud por la poca higiene en que se lleva a cabo este procedimiento.
Lo barato sale caro
Un trabajador de una empresa reconocida de colchones advierte no caer en la tentación de pagar menos por un artículo con el que el cuerpo tiene contacto directo constantemente. El tiempo de vida de un jergón que se rearma es poco y de que no se tiene garantía de lo que se compra, dormir en uno de estos puede traer consecuencias graves a la salud.
Alergias, erupciones en la piel, y hasta infecciones y problemas mayores pueden adquirirse al dormir en una colchoneta como estas, que de no hacerse de nuevo como debería, traen consigo el sudor y en ocasiones orines, sangre o hasta heces fecales de sus anteriores dueños. Además, se han registrado casos en los que al abrir un jergón reconstruido, se encuentra que fueron rellenados de retazos de telas, ropa usada, basura e incluso pañales sucios.
En cuanto a costos, el precio de un colchón usado generalmente está entre los 800 y 1,800 pesos, dependiendo de su tamaño y de cómo haya sido la reconstrucción. En tanto que uno nuevo de marca, cuesta mínimo 3 mil 500 o 4 mil pesos, según sus características, hay algunos que llegan a costar 40 mil pesos.
Más allá de ser quisquillosos, la recomendación del entrevistado para no llevarse una reconstruida a casa, y con ella un problema, es “simplemente que compren de marca. Un colchón de marca jamás va a venir reconstruido, tiene muchos candados y muchas maneras de evitar que se reconstruya”.