Otro error mayor de López Obrador
Para cuadrar cifras, programas y compromisos, los genios de la 4T despojarán a estados y municipios de los recursos que les pertenecen; en la mejor y más acabada expresión del centralismo financiero, dispondrán de los ingresos del orden local, pero que recauda la Federación
El anuncio del proyecto de presupuesto de lo que será el primer año del nuevo gobierno debe alertar. Es deseable que lo que ya se conoce tenga correcciones mayores; de no ser así, el país y los gobiernos locales y municipales vivirán el mayor deterioro hasta hoy conocido, con la subsecuente afectación de los servicios que deben proveer a la población.
El presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, en la secuela de la crisis de confianza por el anuncio de cancelar la obra del aeropuerto de Texcoco, ha anticipado que cumplirá con las obligaciones financieras y mantendrá un razonable déficit fiscal, mensaje obligado para tranquilizar la turbulencia y la incertidumbre económicas.
Las cifras muestran su determinación de cumplir con varios de sus muy costosos compromisos de campaña, particularmente los subsidios a los adultos mayores. Todavía falta por conocer la inversión en infraestructura, el costo de la cancelación del aeropuerto de Texcoco y el proyecto y obras iniciales de la alternativa. Tampoco está cuantificada la inversión para el desarrollo del istmo de Tehuantepec y el Tren Maya, aunque ya anunció que para la refinería en Tabasco se destinarían 50 mil millones de pesos.
Es inevitable que en lo que hasta hoy se conoce del proyecto de presupuesto tenga pendientes de las promesas de campaña como son el traslado de las dependencias federales a los estados y el Programa de Jóvenes Construyendo (sic) Futuro, que sumarían 360 mil millones de pesos. Tampoco se aprecian incrementos en materia de salud, educación y combate a la pobreza extrema. En las cifras se advierte que no habrá trato fiscal preferencial para la zona fronteriza o la congelación de los precios de combustibles, como se anunció antes y después de la elección.
Queda claro que el ahorro por la baja en las remuneraciones de la alta burocracia finalmente no dio para mucho, como muchos opositores y observadores independientes anticiparon.
Para cuadrar cifras, programas y compromisos, los genios financieros de la 4T despojarán a los estados y municipios de los recursos que les pertenecen. En la mejor y más acabada expresión del centralismo financiero, han resuelto disponer de los ingresos que pertenecen al orden local de gobierno, pero que recauda el gobierno federal. Así, 40 años después de haberse suscrito el sistema nacional de coordinación fiscal, se materializa la amenaza de que quien cobrara se quedaría con el dinero.
Las generalizaciones hacen daño, mucho más cuando se vuelven fundamento de política pública. La perspectiva centralista ha ganado terreno en muchos frentes. Los escándalos de venalidad de mandatarios estatales y alcaldes han llevado a la idea de que los gobiernos municipales y estatales son la expresión misma de despilfarro, ineficiencia y corrupción.
Además de que la conclusión no es válida, muchos de los problemas que impactan el bienestar social y personal tienen solución en el ámbito municipal y estatal, así sea seguridad, educación, salud y servicios básicos como agua, drenaje y un buen desarrollo urbano.
Queda ver si el proyecto anunciado se materializa en tales términos, esto es, bajar a menos de la mitad las transferencias de la Federación a estados y municipios. En el supuesto de que así ocurriera la Cámara de Diputados sería el escenario para el debate y en su caso aprobación de lo enviado.
También estarían de por medio las acciones legales que pudieran emprender gobiernos locales, ayuntamientos y otras instancias para revertir un despojo de tal magnitud.
El próximo gobierno perfila un nuevo error. Considerablemente peor que la suspensión de la obra del Nuevo Aeropuerto Internacional de de México, con sede en Texcoco, por el impacto que habrá de tener en la calidad de vida de las familias mexicanas.
Todavía falta cuantificar la inversión que se destinará para el desarrollo del istmo de Tehuantepec y el Tren Maya