Edificar la casa de todos
Nuestra sociedad tiene la estructura resquebrajada. Las partes con las cuales se ha organizado, y en ocasiones reorganizado, están desgastadas y algunas no pueden, de plano, realizar la función asignada en el diseño desde el cual fueron establecidas. Dicho con un símil, nuestra sociedad es un automóvil viejo, achacoso, con puertas amarradas con una pequeña soga, rechina en cada juntura y no puede ir más allá de una mínima velocidad. A todos estorba y a nadie lo puede transportar con propiedad. Tanto así, que algunos, cada vez más numerosos, se bajan del auto y buscan otro o de plano se sientan a esperar la llegada de un improbable auto nuevo, diseñado por un algún genio desconocido.
Los actuales daños en la estructura social no son reparables en su mayoría y avisan de la necesidad de una reparación mayor, la cual ha de ser cuidadosa de los habitantes, y sobre todo, ha de proponer un nuevo diseño tal que resuelva no sólo lo inservible de la actual, sino pueda ser flexible para soportar los muchos cambios propios de estos tiempos y modos posteriores a la modernidad, hoy vetusta y tan antigua como trescientos años.
Dos ingredientes indispensables del nuevo diseño han de ser constitutivos y no sólo decoración: La participación de los hoy habitantes de la estructura en inminente proceso terminal; y, la capacidad de volver atrás de cualquier propuesta de diseño cuya puesta en práctica devele ineficacia o defectos tales que sea necesario un rediseño inmediato. Es así, porque los diseños encargados a representantes hoy muestran su enorme descomposición tal que ha dejado en pasmo creciente a tales diseñadores por legales que fueran. Éstos ya no pueden renovarla. Si hemos de ha- bitar la casa, hemos de tomar parte en su diseño. Vaya, nada nuevo quizá. El primer principio ético de la democracia, hoy escamoteado, es que la estructura social ha de ser definida por todos quienes la van a vivir, gozar y sufrir.
Y la flexibilidad, la cual facilita poner a prueba lo diseñado y corregirlo permanentemente en vista a su mejor uso y resultado, es lógica frente a las nuevas, continuas y fulgurantes posibilidades para la vida que ofrece la medicina, la ingeniería, la comunicación, la ecología y la filosofía misma, ante los cuales la política debe estar asociada y no opuesta. Queremos habitarcasanueva.Hagámoslatodos,parahoy y mañana.
La estructura social ha de ser definida por todos quienes la van a vivir, gozar y sufrir