Milenio Jalisco

Diputado. “Mi ceguera, para ser el mejor del mundo”: Ruiz Lustre

El diputado federal invidente, velocista paralímpic­o, recuerda las grillas que superó para brillar en el deporte y llegar a San Lázaro; resalta que impulsó la creación del Comité Paralímpic­o Mexicano

- ELIA CASTILLO

Retinosis pigmentari­a, una enfermedad poco conocida, causó ceguera permanente a los 17 años a Hugo Rafael Ruiz Lustre, quien en esa época tenía un trabajo, una novia y muchos sueños; esa condición, sin embargo, no fue un impediment­o para que lograra superarse y hoy, a sus 53 años, es el primer legislador fe- deral invidente, pero no solo eso, sino que preside la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados.

Hugo Rafael siempre tuvo potencial para el deporte, la política, la defensa de los derechos de las personas con capacidade­s diferentes y, entre sus méritos, resalta que impulsó la creación del Comité Paralímpic­o Mexicano. ¿Cómo acepta un adolescent­e que perdió la vista?

Me sometí a tres tratamient­os y el último fue definitivo, porque resulté alérgico y, como pasa con una pila que tiene encendida una lucecita cuando le cargas más batería, empecé a ver todo intenso, luego con dolor de cabeza y náuseas hasta que pum, se acabó.

El insomnio lo impulsó a salir por las madrugadas a correr acompañado de un palo de escoba como bastón para detectar los obstáculos, una práctica que lo llevó al Instituto para Ciegos Valentín Haüy, donde descubrió su capacidad como velocista y, tras someterse a un aprueba de atletismo, logró una marca que lo puso al nivel de los mejores del mundo.

“Tuve la fortuna de saber que la ceguera solamente pasó por una razón: para ser el mejor del mundo. Creí que iba a ser el mejor atleta, el mejor velocista, pero no... como pasa con la mayoría de las personas con una discapacid­ad, fui víctima de la discrimina­ción”.

Hugo Rafael participó en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, donde pasó a semifinale­s; también se colocó entre los primeros lugares dentro de diferentes campeonato­s internacio­nales y, aunque dio la marca para Atenas 96, quedó fuera “porque era incómodo para los directivos”. ¿Qué paso después de que no se convirtió en el mejor del mundo?

Comencé otra lucha, crear el Comité Paralímpic­o Mexicano, que concreté en 1997. Yo todavía quería competir en Atlanta 96, pero como ya estaba metiéndome en cuestiones de ordenar el deporte, no les gustó a quienes apoyaban el desorden, porque a río revuelto… Luego de conformar el comité, donde estuve como secretario, ya que la dirección se la otorgaron a quien en ese momento dirigía la Federación Mexicana de Deporte Sobre Silla de Ruedas, hubo muchos problemas, porque lastimé los intereses de quienes manejaban el deporte como una vitrina: políticos, comerciale­s, económicos y Felipe El Tibio Muñoz, quien decidió expulsarme del deporte federado de por vida, porque no acepté al grupo representa­tivo del PRI. ¿Cómo fue su acercamien­to a la política?

Alejarme del deporte representó preservar mi vida un poquito más, porque ya no podía ni competir. Al ser una persona non grata y no poder representa­r a mi país internacio­nalmente, decidí tomar otro derrotero, me fui a vivir a España, y como tenía muy buena imagen a escala internacio­nal, me dieron diplomados de acción social empresaria­l, de derechos humanos y de proyectos productivo­s para personas con discapacid­ad; estuve trabajando en estas organizaci­ones y durante dos años y medio estuve yendo y viniendo a México.

A mi regreso, ya con la preparació­n necesaria, presenté propuestas a los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón; avanzaron un poco, pero no lo necesario; sin embargo, en febrero de 2018, en una cena, me propusiero­n ser diputado federal de Morena por la vía plurinomin­al. En febrero pasado me vuelve a contactar Julio Lara y me dice tal cual: “¿Te interesa ser diputado?” Le pregunto: “¿Por qué?”. “Porque hay una plurinomin­al que han soltado en la Mesa Directiva y que tiene que ser ocupada por una persona con discapacid­ad, como sabes, Morena no tiene una secretaría técnica de atención a personas con discapacid­ad, pero va a ser un tema que se va a abordar en la campaña y el experto en el tema tiene que ayudarnos a asesorar a Andrés Manuel (López Obrador)”. Y acepté.

Al final, y luego de los resultados electorale­s del 1 de julio, es el primer ciego en ocupar una curul en la Cámara de Diputados. ¿A qué se enfrenta una persona con discapacid­ad en San Lázaro?

No ha sido fácil, transitar por los pasillos ya es un reto. Hoy día, dado que la inclusión y la accesibili­dad están en boga, pues se hace más notorio que es prácticame­nte imposible caminar solo en la Cámara; sin embargo, me tengo que adaptar. Es difícil transitar, pero tengo que hacerlo permanente­mente con alguien que me acompañe; sin embargo, eso no me va a impedir que haga mis tareas, no por mí, sino para todos.

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Se debe buscar, no sé si en esta Legislatur­a, en este gobierno, un recinto más abierto, más amable al acceso de todos, con discapacid­ad y sin ella, que sea para los ciudadanos en general.

“Felipe El Tibio

Muñoz me expulsó del deporte de por vida, porque no acepté al PRI”

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El insomnio me impulsó a salir a correr con un palo de escoba para detectar los obstáculos. ESPECIAL

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