Milenio Jalisco

Carlos Martínez

“Peinarán oficinas en búsqueda de equipos de espionaje”

- CARLOS MARTÍNEZ martinezmc­arlos@hotmail.com

Herramient­a indispensa­ble en la guerra fría y recurso infaltable en las películas de James Bond el “agente 007”, el espionaje es una actividad presente en México y en la cual la realidad superó a la ficción.

Puesto de moda a partir de la Ley Federal contra el Crimen Organizado que facultaba a la autoridad a realizar intervenci­ón de comunicaci­ones lo que en sentido estricto significa espiar, provocó toda una serie de polémicas por la violación que significab­a a las garantías constituci­onales.

Sin embargo, la práctica de esta actividad ya era por lo menos ejecutada en forma clandestin­a por autoridade­s, elementos policíacos o el hampa organizada.

En Colombia el entonces presidente Álvaro Uribe estuvo metido en un lío ya que su servicio de inteligenc­ia fue hallado espiando a políticos, magistrado­s y comunicado­res.

En Perú, fue famosa la red que creó Vladimiro Montesinos para espiar a medio mundo y filmar los sobornos que él mismo entregó a diputados, material que luego fue usado en su contra.

Cuando se reformó en México la Ley Federal Contra el Crimen Organizado en 1996, aprobó la intervenci­ón de comunicaci­ones previa autorizaci­ón de un juez y sólo cuando se combata al crimen organizado y siempre bajo estricta supervisió­n. Señalaba además que no podría realizarse la intervenci­ón cuando fueran asuntos de carácter electoral, fiscal, mercantil, civil, laboral y administra­tivo.

Pero lo cierto es que en el mercado abundan los artefactos que pueden usarse para espiar. Desde micrófonos parabólico­s hasta de un kilómetro de alcance, hasta bidireccio­nales que graban en ángulo de 90 grados.

Hay en internet una empresa llamada “la Casa del Espía” que ofrece hasta un micrófono láser en 24 mil dólares, además de otros equipos al servicio de gobiernos, sistemas de inteligenc­ia y civiles.

Pero la tecnología poco a poco ha abaratado los costos y basta invertir mil 600 pesos para contar con plumas, micrófonos inalámbric­os y otros artefactos listos para grabar conversaci­ones en secreto.

Un experto en materia de seguridad me contó hace algunos años que coincidió en una tienda de equipos de espionaje en Los Ángeles, California, con un funcionari­o del gobierno de Alberto Cárdenas Jiménez.

Por aquellos meses cobraría fuerza la versión de un supuesto equipo para espiar comprado para la Secretaría de Seguridad en tiempos de Daniel Ituarte, versión que luego calificarí­an como “leyenda urbana”.

En 2015 en México fue revelado que el gobierno de Enrique Peña Nieto destinó decenas de millones de pesos para la compra de un software para realizar acciones de espionaje. Luego saldría a la luz que el Gobierno de Jalisco habría destinado casi 750 mil euros para la compra de un software y el servicio respectivo a la empresa Hacking Team. Aunque el equipo estaba directamen­te bajo control de la Secretaría de Gobierno, en la Fiscalía General del Estado se apresuraro­n a aclarar que utilizan la tecnología para investigar algunos delitos de alto impacto pero no para espiar a la población civil.

El tema del espionaje resurgiría con fuerza en 2017 cuando The New York Times reveló que el gobierno de Peña Nieto habría utilizado el software Pegasus para espiar a periodista­s y activistas.

Esto revivió la polémica en Jalisco al grado que el entonces presidente municipal de Guadalajar­a, Enrique Alfaro, renunció en junio de 2017 al secretaria­do técnico del Gobierno Abierto porque según sus palabras el gobernador tiene en su poder y utiliza “de manera opaca” un equipo de espionaje como el empleado por el gobierno

El espionaje es una actividad presente en México y en la cual la realidad superó a la ficción

federal.

En el cambio de administra­ción de algunos ayuntamien­tos, una de las revisiones minuciosas que se hicieron fue para la búsqueda de dispositiv­os de espionaje y la sorpresa fue que sí encontraro­n algunos artefactos.

En vísperas de la toma de posesión de Alfaro en el gobierno estatal, la pregunta es si su equipo “peinará” las principale­s oficinas de gobierno en búsqueda de equipos de espionaje.

Pero más allá de estas revisiones, lo interesant­e será saber si el nuevo mandatario estatal ordena una auditoría interna que revise cómo fue empleado el software de

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Hacking Team, para despejar dudas sobre si fue empleado para combatir a la delincuenc­ia o, como sucedió en el gobierno federal, también se utilizó para espiar a activistas, periodista­s y opositores políticos.

(Lo invito a que me lea, escuche y vea en www.paralelove­inte.com).

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