Empleos reinventados
El vaticinio hecho por el pensador Jeremy Rifkin en su libro (1994) ya no suena a escenario de ciencia ficción sino a un desafío real y gigantesco: la tecnología está reemplazando la mano de obra en forma cada vez más acelerada. Estamos ante un mercado que está automatizando muchos de sus procesos productivos y de servicios, por lo que hay empleos que se están perdiendo al mismo tiempo que se creanotrosparaloscualesserequieren conocimientos y habilidades diferentes.
En una radiografía actualizada de este escenario, Andrés Oppenheimer en su reciente libro
La tendencia de los nuevos empleos apunta a la especialización y la reinvención
siendo afectados por robots y por la automatización de los procesos: médicos, abogados, periodistas, vendedores de seguros, comerciantes minoristas, entreotros,seenfrentannosóloaladesaparicióndeciertospuestoslaboralessinoalanecesidaddereinventarse para sobrevivir en un mercado que ahora demanda saberesespecializados.Elpatróncomúndelreemplazotecnológicoestáenlastareasrepetitivasyenlasque requieran recopilación y procesamiento de datos.
Las tareas básicas de buscar información, de procesar datos, las funciones mecánicas de las fábricas, fundamentalmente, son las que tienden a quedar en manos de la automatización y con ello se perderán los empleos de quienes hacían estos trabajos. Pero, en la medida en que la tecnología reemplaza ciertas funciones, aparecen otras nuevas que generan oportunidades laborales. La clave está en que la tendencia de los nuevosempleosapuntadirectamentealaespecializaciónylareinvención:delosabogadosquehacentrámites hay que pasar a los que solucionan conflictos complejos, de los vendedores de salón a los asesores expertos y de los productores de anuncios a la identificación de las necesidades de audiencias en internet.
El problema de la reinvención de los empleos y de las necesidades de ajustar la formación profesional no es nuevo. Ya lo vimos con el desempleo tecnológico en la revolución industrial pero ahora se ha convertido en un proceso demasiado acelerado. Y esto nos confronta con nuestros tiempos y circunstancias reales: en una economía mexicana lenta, con una enorme necesidad de generar empleos de calidad, con un rezago educativo que afecta a la cuarta parte de los recursos humanosyconunaescasainversión en ciencia y tecnología. La capacidad de reinvención está en entredicho porque el mercado cambia en forma mucho más rápida que la formación.
Lamalacalidadeducativanosólotieneunarelación directa con la pobreza, la desigualdad y la incapacidad de la economía de crecer a tasas importantes, sino que es una seria limitación para enfrentar con éxito el vertiginoso cambio en el mercado laboral. Si la tendencia apunta a que más que nunca necesitamos de una buenaformaciónparareinventarlosempleosyajustarnos a las nuevas formas de producción de riqueza, el gran salto por dar está en lo educativo, en lo científico y lo tecnológico. ¿Qué tan rápida será la reacción?