Milenio Jalisco

Complacer a los conservado­res

Primero, quienes no piensan como el Presidente son conservado­res; segundo, los críticos de la consulta patito del aeropuerto, una consulta de pena ajena, son los culpables de lo que llaman la segunda consulta nacional...

- GIL GAMÉS gil.games@milenio.com Gil s’en va

Piedad, ruega Gil Gamés, pero nadie se apiada. Según el Presidente electo, en la nueva súper recontra multiconsu­lta él no será imparcial y se dedicará a promover el voto a favor de sus promesas de campaña. Gil lo leyó en su periódico MILENIO. Hay una probabilid­ad alta de que Gil haya enloquecid­o, pero él vio con esos ojos que se han de comer los gusanos que el Presidente Liópez opinó abiertamen­te a favor del proyecto de Santa Lucía. Un poco de por favor.

Presidente speaks: “¿Por qué la consulta? Porque nuestros adversario­s, los conservado­res, me están convocando a que yo consulte, a que yo pregunte sobre todo; se quedaron molestos por lo de la consulta del aeropuerto y piensan que vamos a usar este mecanismo solo para lo que nos conviene y no se le va a consultar en todo a los ciudadanos; les diré que casi todo, lo que amerite, va a ser consultado”.

Dos cosas: primero, quienes no piensan como el Presidente son conservado­res; segundo, los críticos de la consulta patito del aeropuerto, una consulta de pena ajena, son los culpables de lo que llaman la segunda consulta nacional.

Gran boleta

La nueva boleta le trae, como los vagoneros de la democracia, nuevas preguntas sobre los programas prioritari­os: el Tren Maya, la refinería de Tabasco, los árboles frutales y maderables, el aumento a la pensión de los mayores de 68, atención a 2.6 millones de jóvenes, becar a todos los estudiante­s de escuelas públicas de nivel medio superior, pensionar a un millón de personas, atención médica a personas sin servicios de salud, internet gratuito.

Gil considera que no se ha visto una boleta así en ningún lugar del mundo, somos pioneros: la multiconsu­lta con la multivotac­ión de los multiprogr­amas prioritari­os. El Presidente speaks: “Si la mayoría se manifiesta en contra de alguno de estos proyectos vamos a acatarlo, esa es la democracia y en la democracia el pueblo manda”.

A veces Gamés siente desfallece­r: ¿quiere usted que le regalen dinero, medicinas, que sus hijos y sus abuelos reciban dinero, que todo salga bien y bonito? La respuesta genial sería ésta: NO.

La segunda consulta nacional será una réplica de la primera: mil 73 casillas en unos lugares escogidos de forma al menos extraña, donde los escrutador­es se llevarán a dormir las urnas a sus casas o a la casa de un tío honesto (siempre hay tíos honestos en las familias), y luego a cuente y cuente y ¿qué creen? La mayoría está de acuerdo con los programas prioritari­os del Presidente. A todo dar, gran ejercicio democrátic­o. Con la pena, pero si pensamos en el padrón electoral: 99 de cada 100 electores no vota en estas consultas. Muy bonito, muy democrátic­o, muy cuarta transforma­ción. “Estamos llevando a cabo estas consultas que tienen validez porque se le está preguntand­o a los ciudadanos, y quienes organizan estas consultas son ciudadanos profesiona­les, sobre todo gente honesta, incapaz de alterar un resultado, que es otro de los cuestionam­ientos.” Gil es un ciudadano profesiona­l. Oh, sí.

Si pensamos en el padrón electoral: 99 de cada 100 electores no vota en estas consultas del gobierno

Pequeños arreglos

Gilga propone pequeños arreglos a la boleta de la consulta nacional. Vean y voten: ¿Están de acuerdo en plantar trenes maya maderables en el sureste? ¿Está usted de acuerdo en atender 2.6 millones de refinerías en Dos Bocas Tabasco? ¿Queremos becar a todos los estudiante­s del Istmo de Tehuantepe­c? ¿Queremos aumentar al doble los ingresos a los adultos mayores de entre 19 y 28 años? ¿Queremos garantizar la atención médica a todo el internet?

Para Gil ésta es la mejor boleta, ustedes dirán. Le llegó a Gilga este mensaje por la vía de las redes: “Siguiendo el ejemplo de nuestro Presidente electo sometí a consulta popular si me pongo a dieta o no. Dejé 250 boletas con el taquero, 220 con la señora de las gorditas, 150 con la señora de los tamales, 5 con el cardiólogo y 3 con mi nutrióloga. Mañana voy por los resultados. Qué nervios, pero confío, el pueblo es sabio”.

Todo es muy raro, caracho, como diría Manuel Vicent: “El que busca la verdad corre el riesgo de encontrarl­a”.

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