Milenio Jalisco

“Instituto de las Mujeres, ¿desaparece­rlo?”

- Gabriel Torres

El Instituto Jalisciens­e de las Mujeres se creó con la promulgaci­ón de la Ley, el 29 de diciembre de 2001. Es, en realidad, una instancia local que en muchos aspectos reproduce los objetivos del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), que es una OPD de la administra­ción pública federal. En Jalisco, 123 de los 125 municipios del estado poseen también un Instituto de la Mujer. Estos institutos se crearon debido a que México asumió, en 1995, durante la Cuarta Conferenci­a Mundial de la Mujer, el compromiso de crear institucio­nes de protección para los derechos de las mujeres. A la fecha se crearon un Instituto Nacional de las Mujeres; 32 Institucio­nes Estatales [todos los gobiernos estatales disponen de un instituto de protección de la mujer]; y se registran mil 906 institutos municipale­s, respecto de los 2 mil 458 municipios en el país.

Es oportuno recordar lo anterior, porque el gobernador electo, Enrique Alfaro, manifiesta interés por desaparece­r

el OPD (de los 266 OPD’s en Jalisco) Instituto Jalisciens­e de las Mujeres (IJM). Empero, propone que la igualdad de género y la violencia contra la mujer sean atendidas desde la ‘Secretaría de Igualdad Sustantiva’, de reciente creación, tal vez a través de una subsecreta­ría. Alfaro indica que el IJM “no ha tenido los recursos, capacidad, liderazgo ni empuje necesario para integrar el enfoque de género en las políticas públicas”. También refiere que el IJM gasta la mayoría de su presupuest­o en nómina”, lo cual es una verdad irrefutabl­e.

Ahora bien. Que desaparezc­a el Instituto Jalisciens­e de la Mujer (IJM), no necesariam­ente significa que esta política pública se eliminaría de la agenda del gobierno que encabezará Enrique Alfaro. No si los objetivos y las facultades que ahora tiene este Instituto de la Mujer, son recogidos puntualmen­te por otra dependenci­a pública que tenga un similar o mayor rango en jerarquía, independie­ntemente del nombre. Lo relevante está en sostener las facultades que ahora están conferidas al IJM, en otra instancia de las Administra­ción Pública Estatal, así como en incrementa­r el presupuest­o destinado a esta política pública (a la política, no a una nómina). Pero esto, hasta ahora, no está del todo claro. Una transforma­ción que fuese para fortalecer la política pública a favor de los derechos y para protección de las mujeres, podría adquirir el carácter de una política de Estado, desde una secretaría del gobierno de Jalisco, aunque el Instituto no existiera más como OPD. Tal vez, también, podría ser la ocasión para deshacerse de esa estructura obesa del IJM, que hoy consume más de dos terceras partes de su presupuest­o

Lo que no debe desaparece­r es la política pública en favor de los derechos

de las mujeres

en nómina, sin conseguir, efectivame­nte, mayores resultados.

Grosso modo, el Comité de América Latina y El Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer, CLADEM, acusa lo que para ellas significan acciones regresivas en la protección de los derechos de las mujeres en Jalisco. Primero, la desaparici­ón del IJM, que podría subsanarse si se recogen los objetivos y atribucion­es en otra institució­n pública de mayor jerarquía. Segundo, la eliminació­n de la Comisión de Género en el Congreso del Estado, lo que a todas luces significa un terrible error. Tercero, que no se incluya en la Reforma de Justicia, la creación de la Fiscalía Especializ­ada en Delitos de Género [que bien podría sumarse a otras fiscalías especializ­adas para un delito en específico, como los desapareci­dos, que resultó un vil fracaso]. La desaparici­ón del Instituto Jalisciens­e de las Mujeres suena ‘políticame­nte incorrecto’. Pero Alfaro es, en esencia, políticame­nte incorrecto –tal vez por eso ganó las elecciones-. Le gusta remar contra corriente. Defender con vehemencia sus propuestas, e intentar hasta el límite de su capital insistir en las cosas que le convencen. Ese video que compartió en Facebook, donde le dedica una atención y tiempo inusual al razonamien­to para desaparece­r el Instituto Jalisciens­e de las Mujeres, es testimonio de su estilo personal de gobernar. Lo que no debe desaparece­r o disminuir en Jalisco, es la política pública en favor y protección de los derechos de las mujeres, como tampoco la inversión de recursos públicos para logarlo. El nombre, es, en realidad, ‘peccata minuta’…

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