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obstante, asegura que combatir la exclusión financiera no es tarea exclusiva del sector privado.
“La política pública tiene un papel preponderante al considerar el tema de la inclusión financiera como una parte integral del desarrollo económico, una puerta para modernizar la economía y una manera de enganchar a más porciones de la población a la formalidad”, dice.
Según GPFI (Global Partnership for Financial Inclusion), la inclusión financiera digital puede definirse como el acceso digital a servicios financieros formales y el uso de tales por parte de poblaciones excluidas del sistema financiero y subatendidas por las instituciones del sector.
“Esos servicios deberían estar adaptados a las necesidades de los clientes y prestarse de modo responsable al costo que sea, pero al mismo tiempo asequible para los clientes y sostenible para los prestadores”, señala.
Además, la aparición de nuevos actores en la escena financiera tal y como lo han hecho las llamadas han mostrado nuevos caminos para el suministro de servicios, por lo que mientras unos ven en estas compañías una competencia directa de la banca, otros ven aliadas. En América Latina, Brasil es el país que más empresas tecnológicas que ofrecen servicios financieros tiene.