“El poder se concentró en un mesiánico decidido a gobernar sin contrapesos”
Cubriendo sus miserias con jorongo de pobreza y estandarte de “honestidad valiente” luchó 18 años. Venció todas las adversidades, ¡hasta las personales! Hizo de tres o cuatro frases elementales campaña, plan de gobierno y proyecto de nación. Como “luchador social” creó su movimiento social: Morena. Acogió, perdón de por medio, a cuanto sinvergüenza le ofreció sometimiento. Decidió las candidaturas de su clan con rifas, tómbolas y volados. El 1 de julio lo hicieron presidente 30 millones de votos, y le dieron mayoría absoluta en la legislatura federal y en el mayor número de las estatales.
Cien millones de mexicanos (incluidos menores de edad) no votamos por él.
Pues con la novedad de que al ungido le ganaron las ganas, al grado de ampliar el plazo de su mandato constitucional. No esperó al 1 de diciembre, como lo establece la Constitución. Treinta millones de sufragios le permiten –¿le permitirán?– todo, por supuesto apoyado por los nacidos de rifas, tómbolas y
volados; quienes, despojados de dignidad e independencia, canturrean en las cámaras su claudicación ante el amo. ¡México 70 años atrás!
Además, sus decisiones anticipadas –apoyadas por sus peones– están produciendo efectos internos e internacionales graves y costosos para el país: el erario con un quebranto posiblemente mayor de 200 mil millones de pesos por la sola cancelación de una obra; el peso pierde valor, la Bolsa Mexicana de Valores a la baja; por el mayor riesgo país el Banco de México sube la tasa de interés de referencia y crece la deuda pública; hay fuga silenciosa de capitales, suspensión de inversiones, y aumentan la incertidumbre, el temor y la decepción. Y agregue usted lo que viene de fuera. Eso sí, anuncia obras ambiciosas sin estudios técnicos y sin decir de dónde obtendrá los recursos para ejecutarlas. Que con “austeridad republicana”, “consultas” y la “honestidad” del ungido todo se podrá, son babosadas. Lo real es que el poder se concentró en un mesiánico decidido a gobernar sin contrapesos; único y fiel intérprete del “pueblo”; que dice, se desdice y niega haber dicho lo que le escuchó todo México; que pasa rápido del “amor y paz” a las injurias; que hace de la trampa su “democracia participativa”; que afirma: “son confiables las consultas porque yo tengo autoridad moral”. Así,
ad nauseam.
En tal escenario, es enorme el desafío para la sociedad y grave la responsabilidad de los honestos y capaces cercanos a él.
Pero un hecho lo pinta de cuerpo entero y lo define –kilo por kilo– como CORRUPTO SIN LÍMITES: primero acusó de mafiosos a 5 ex
corrupción._ presidentes; después los PERDONÓ; y ahora ordena “una ‘consulta’ para que el pueblo decida llevarlos ante la justicia o exonerarlos”. ¿Eso es “honestidad valiente” o cretinismo? ¡Y nos pide creerle que a partir del 1 de diciembre acabará con la