México necesita un cambio estructural en la educación
Abordan en FIL los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030
La realidad cambia todos los días, pero las instituciones educativas van a la retaguardia y no a la vanguardia. Basta ver cómo la información corre por todo el mundo en fracciones de segundos. Esto no ha impactado en la educación de la forma en que debería, señaló el Rector General de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Miguel Ángel Navarro Navarro.
En la mesa “Educación superior, la ruta hacia 2030: una reflexión compartida”, que formó parte del Seminario Internacional del Instituto Aspen México, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), Navarro Navarro dijo que hay una redefinición del papel del conocimiento como motor del desarrollo, y esto ha cambiado el panorama de necesidades educativas de la población.
Recalcó que el gobierno debe dejar a un lado la demagogia de hablar en el discurso de apoyo a la educación superior y en la práctica constreñir a las universidades públicas con presupuesto, con control de plantillas y con una persecución a través de las auditorías, ya que la educación superior es el único medio para que el país se desarrolle.
Fernando Valenzuela, líder en procesos de transformación digital y quien actualmente coordina los esfuerzos de educación en el Instituto Aspen, expresó que se está viviendo un momento único en la humanidad, ya que por primera vez somos la primera generación capaz de incorporar todo el talento disponible en el mundo, y probablemente somos la última generación que puede salvar el planeta. “Estamos viviendo un modelo de transformación que nos lleva a la sustentabilidad económica, social y ambiental y, al mismo tiempo, disponemos de una serie de tecnologías y habilidades que podrían darnos ese poder, pero con cuentas pendientes gigantescas”, subrayó. La maestra en Filosofía, con especialización en evaluación de programas sociales y medición de la pobreza, Natalia Villalpando, dijo que la educación superior debería de tener una perspectiva intersectorial, ya que no se le puede pensar solamente desde la necesidad de una educación de calidad, sino que debemos integrar, en esa perspectiva, por lo menos tres sectores distintos: equidad de género, políticas de primera infancia, y perspectiva de derechos humanos.