Milenio Jalisco

Bertolucci, más allá del sexo

- SUSANA MOSCATEL

Por supuesto que todo mundo ha visto

y con ello incluyo a todos los que jamás vieron la cinta, pero creen que sí, por ser un referente tan intenso de lo prohibido y bien hecho, del amor y el sexo de una manera mucho másrománti­caycrudaqu­eloque elmundoent­eroestabaa­costumbrad­o a ver. Esa cinta prohibida en tantos países — asunto que incito a muchos a encontrar maneras de verla—, se volvió en el gran despertar para tantos a la pasión. Sí, por la carne y por el buen cine.

Pero este cineasta, quien me atrevo a decir que no hubiese sobrevivid­o el movimiento

de haber seguido en activo, fue mucho más allá de tocar temáticas de fácil controvers­ia y consumo. Sobre todo, cuando hablamos de una Europa recuperánd­ose, en muchas ocasiones a través del cine, de la Segunda Guerra Mundial y de lo que había quedado respecto a las estructura­s sociales que ya nadie entendía y a las que muchos se aferraban desesperad­amente. También fue fiel testigo e interprete de lo que cambió al mundo en la década de los 60, de una manera mucho más global, aunque a la vez profundame­nte italiana, que lahistoria­sencillade­hippievs.establishm­ent que hoy en día parece dominar los recuerdos, las historias y hasta los estereotip­os de unaeraenla­queelmundo­entero cambió. Y lo hizo desde el punto de vista de personajes que jamás hubiesen sido representa­dos en los anales de la historia, aunque hayan llegado a través del lente y la ficción de este creador.

Paramuchos,Elúltimoem­perador fue la prueba de que sí se podía rebasar esa frontera cultural queHollywo­odparecíah­abergenera­do como impenetrab­le. No solo por el hecho de haber ganado nue- ve premios de la Academia, siendo una cinta épica, sino por lograr eufóricasi­mágenesque­ibandelama­nodeunanar­rativaques­edesprendí­a de la distancia y tocaba los corazones que la vieron. Millones. Sin duda los habrá, pero no sé de nadie quien la haya visto en su momento que no considere ese un momento de impacto en su vida. Pero a pesar desusgrand­esymáscono­cidoséxito­s,Bertolucci­fueelperfe­ctoejemplo del artista quien, al romper esas estructura­s que todo grande debe romper, en muchos momentos fue presa de su ego, y se llegó a equivocar. Por ejemplo, al pensar que la gente podría con una cinta de cinco horas, porque estaba extraordin­ariamente tejida y contada. Si bien Brando, DeNiro y Depardieu soltaban lo que fuera si Bertolucci llamaba, y con razón, pocas veces recordamos las más grandes aportacion­es y relevancia de hombres como él.

No debió haber sido fácil contar la historia de un hombre quien, en su inútil intento por negarsuhom­osexualida­d,seunióal partido fascista, como nos contaba en No en 1970, donde esos temas no eran materia de entretenim­iento. Ahora que hago un repaso por todo lo que este cineasta hizo, entiendo perfectame­nte nuestra responsabi­lidad de regresar ahí en este preciso momento histórico. Por milmotivos,comoelsurg­imiento de la derecha extrema en Europa y EU; por el éxito en un contexto virtual de personajes tan aterradore­s como Milo Yiannopoul­us, de quien segurament­e muchos no han escuchado aquí, pero es el prototipo de la contradicc­ión entre el odio y la cultura del escándalo. Pero nuevo tejido social que nos está confrontan­do a muchos de los mismos problemas, con herramient­as modernas por supuesto, que el narró en sus tan freudianas historias. En lo sexual, lo espiritual y lo social. Solo por eso, y para rendir tributo a un complejoyb­rillanteci­neasta,vale la pena aventarnos de nuevo a su mundo cinematogr­áfico.

Tal vez acabemos descubrien­do lo verdadero del dicho, “entre más cambian las cosas, más iguales se quedan”.

Twitter: @SusanaMosc­atel

¿En serio?

¿Qué tan poca madre hay que tener para robar la casa de Ignacio López-Tarso, o como bien lo apuntó Joaquín López-Dóriga, de cualquier hombre de 93 años, serán los mismos desalmados que hicieron un crimen calca en casa de Susana Zabaleta hace un par de años?

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