Raúl Frías “Ya han desgastado algo de su enorme capital político

Estamos a horas de que AMLO se convierta en el nuevo presidente del país, que llega con un gran respaldo popular, como ninguno en las últimas décadas. Sin embargo, se percibe un ambiente raro, muy polarizado y con una gran carga de incertidumbre.

Durante los primeros meses de transición, todo parecía muy terso. AMLO se apoderó de la agenda nacional, empezó a tomar decisiones, pero en este último mes se han abierto varios frentes y desconfianza en los mercados.

Canceló las obras del nuevo aeropuerto, por estar plagado de corrupción, pero inexplicablemente invitó a esos constructores a participar en el nuevo aeropuerto de Santa Lucía.

Advirtió en campaña que los militares regresarían a los cuarteles y ahora institucionaliza la militarización de la seguridad al anunciar la creación de una Guardia Nacional bajo el mando de la Sedena.

Criticó a los cercos informativos que le impusieron las grandes televisoras, pero acepta crear un consejo empresarial con los hombres de esas cadenas de televisión. Basó su campaña en la lucha contra la corrupción, y ahora ofrece perdón y olvido. México es uno de los países más corruptos del mundo, donde siguen impunes los escándalos como Odebrecht, la Estafa Maestra, la Operación Zafiro y la ratería de los exgobernadores como los Duarte, Medina, Borge y otros.

Las ocurrencias de los morenistas y del PT en el Congreso (aliados de

Ya han desgastado algo de su enorme capital político restándole margen de

maniobra

AMLO en la elección) ya tuvieron un alto costo a los mexicanos: una depreciación del peso frente al dólar, de 18.50 a casi 21.00, perdió dos pesos y por lo consiguiente el aumento de los pagos por el servicio de la deuda externa, por lo que habrá menos dinero para los programas sociales del próximo año. AMLO llega a la toma de protesta con muchos frentes abiertos, con bajas en su equipo económico, con expectativa y desconfianza en los mercados, con la insubordinación de algunos gobernadores, con organismos ciudadanos que le reclaman la militarización de la seguridad y una evidente lucha interna en Morena entre los moderados y radicales. Faltan 3 días para que proteste como presidente del país y estos frentes ya han desgastado algo de su enorme capital político restándole margen de maniobra. Nos puede gustar o no su proyecto de la cuarta transformación, pero lo que es necesario es que su gobierno camine sobre los rieles de la certidumbre.