Manuel Baeza
“La corrupción fue el sello del sexenio de Enrique Peña Nieto”
Se acabó. Hoy es el último día del sexenio de Enrique peña Nieto,elhombrequedilapidó la oportunidad de convertir su gobierno enalgotrascendente,yterminaignorado por la sociedad.
Hace seis años el exgobernador del Estado de México ganó las elecciones con 19.1 millones de votos (38.20 por ciento de los sufragios), y comenzaba su administración con un nivel de aprobación de 54 por ciento. Sus primeros meses de gestión prometían ser el despegue de un México moderno, pero la soberbia y la falta de sensibilidad terminaron por derruir un proyecto que no sólo parecía interesante, sino que se antojaba intersexenal.
La corrupción fue el sello del sexenio peñista. Como bien han dicho muchos analistas, Peña Nieto y su equipo se dedicaron a gobernar desde lo más alto de la pirámide, pero sin mirar hacia abajo, e ignoraron las múltiples señales de inconformidad popular ante las evidentes muestras de cínica y enorme corrupción de gobernadores y otros funcionarios de gobierno.
El poder desgasta, y más si se ejerce duranteseisaños,peroenelcasodePeña Nieto fue evidente que su proyecto apenas duró tres años, y los otros tres se dedicó a nadar de muertito empeñado en hacerse de la vista gorda sobre los fallos de su gobierno.
Hay mucho que reprochar a la gestión del mexiquense. Yo recuerdo, por ejemplo, el enorme despliegue propagandístico y de funcionarios para lanzar la Cruzada Contra el Hambre. Planes y proyectos iban y venían, y se manejaban cifras y proyecciones al por mayor. Por cuestiones profesionales me tocó dar seguimiento a la famosa cruzada que, un día, simplemente desapareció del mapa y nunca más se volvió a hablar del tema... y eso que era uno de los grandes proyectos gubernamentales.
Y así fue ocurriendo con muchos de los planes de Peña Nieto. Nada del tren México-Querétaro. Poco o casi nada del tren México-Toluca, que sigue en obra pero de manera casi vergonzante. Nada del nuevo aeropuerto. Nada de casi todo.
Fue el sexenio que termina casi como seis años perdidos. Hubo crecimiento regular, pero poco que contar. El hombre que muchos veían como el “salvador de México”,terminódesapareciendopocoa poco, y se va sin que nadie lo extrañe.
Peña y su equipo se dedicaron a gobernar desde lo más alto, pero sin mirar hacia abajo