Verónica Maza
Breves lecciones de amor con el español Marwan
Escuchar a Marwan cantando sus canciones es una delicia. A través de su música y su voz, el madrileño se confiesa para que, a manera de espejo, el o la escucha se sienta reflejada. Después, bondadoso como es, te abraza, te oye, te entiende. Habla del amor, pero en el sentido más completo de la palabra, sin temor a morir desollado tras la vivencia que, en muchos de los casos, también encierra la contraparte, ese intenso pero emocionante dolor que surge cuando las historias de pasión se acaban.
En mi habitación del hotel que he habitado desde hace una semana por la cobertura de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, escucho uno de mis discos favoritos del compositor: Apuntes sobre mi paso por el invierno. Suena “Un día de estos” y me abandono a sus palabras: “Si quieres yo te cuento las cosas que te pasan/ cuando abres al amor dejando la cadena echada,/ comprobarás que todas las cosas que no hacemos/ después son esas mismas cosas que echarás de menos./ Quiero follarte lento, mirándote a la cara,/ leer tu cuerpo en braile con las luces apagadas./ Quiero que entiendas esto, si ya no entiendes nada:/ amor es la palabra que resuelve el crucigrama.”
Recuerdo que hace un año lo entrevisté y lo escuché en su presentación-concierto de La triste historia de tu cuerpo sobre el mío. Ahora me toca presentar su nuevo libro, Los amores improbables, así que salgo con las pantorrillas adoloridas por tanto caminar pero el pecho lleno de alegría, para escuchar su familiar voz frente al público mexicano.
Consideraciones con respecto a las caricias
El salón está abarrotado. Decidimos hacer una dinámica que integre nuestro rollo pero también la visión de los y las presentes. La fuerza escénica de Marwan es maravillosa; creo que se debe a que es un hombre sencillo, apasionado, cariñoso y agradecido, además de guapo. Cuando lee, se transforma en confidente, en amigo. Una chica del público le dice que su título más reciente le llegó en el momento necesario y la ayudó en su proceso de sanación. Si ese no es un halago, no sé qué esperamos escuchar entonces los escritores.
Su poder tiene que ver también con la forma en que habla del desamor. Su primer libro estaba instalado en ello, el segundo en la recuperación y más nuevo, el tercero, tiene un poco de las dos vivencias. Sabe que el camino a seguir cuando uno ha decidido dejarse inmolar por el amor te lleva a adentrarte en todo ello, aunque queme como cuchillo ardiente traspasando la piel, pero siempre comprendiendo que ese sentimiento va más allá del cliché del amor romántico aunque no por ello se olvide su lado encantador.
“Las caricias son las llaves que abren la armadura,/ la maestría del panadero sobre la carne,/ el desfile de la delicadeza./ Acariciar es sanar de golpe un mundo roto,/ arpegiar sobre otra piel un sentimiento,/ melodías al contacto con el otro”, leo en su poema.
Luego, él habla de las mujeres, de la belleza, dela desigualdad, del poder queda decir las cosas como son. Me uno al aplauso colectivo. Por enésima vez, me he vuelto a enamorar.
El camino cuando uno ha decidido dejarse inmolar por el amor es adentrarse en ello, aunque queme como cuchillo ardiente traspasando la piel