Milenio Jalisco

Se cruzó la muerte de Jorge Medina

- JOEL ORTEGA JUÁREZ joelortega­juarez@gmail.com

Iba a escribir que sigo en la oposición, cuando me enteré de la muerte de Jorge Medina Viedas. AMLO ha integrado un gobierno de oligarcas, partidócra­tas, charros sindicales y uno que otro fantoche. Está proponiend­o una política neoliberal en lo económico con ribetes asistencia­listas y una restauraci­ón de la Presidenci­a Imperial de huaraches. Por todo eso y más me mantendré en la oposición a un gobierno que llegó con un respaldo insólito de 30 millones que votaron por un cambio y están topándose con un espejismo.

Éstos temas los platiqué con Jorge Medina Viedas en los meses recientes, en nuestras sabrosas conversaci­ones. Jorge era un intelectua­l refinado, un político con ideas e ideales, un funcionari­o eficiente y honrado. Fue el mejor rector de la Universida­d Autónoma de Sinaloa (198185), al encabezar la resistenci­a inteligent­e contra el gobierno estatal y el federal.

Jorge Medina Viedas fue un activista del 68 mexicano desde una mirada planetaria y libertaria. Trajo a Marcelino Perelló de vuelta al país y lo contrató como maestro de la UAS, cuando muchos lo denigraban.

Jorge era un compañero y amigo solidario, tuve el privilegio de estar escondido por él en Sinaloa, en las Tapias, pueblo originario de la Loli Armienta, su compañera de vida, tras mi impugnació­n a Echeverría aquel 14 de marzo de 1975.

Con Jorge traté a los universita­rios sinaloense­s, amigos y compañeros de sueños y luchas, a los hermanos Terán: Lorenzo, Liberato y Rito. Los pioneros Fausto Burgueño, Silvia Millán y José Luis Ceceña Cervantes. Melchor Inzunza, César Velázquez, Rubén Burgos, José Luis Molina, Jaime Palacios, Carlos Calderón Viedas, Benito Félix, al poeta Eulogio Guerra, la abogada Norma Corona, Eduardo Franco, Rubén Rocha, Rodrigo López, Arturo Madrid, a Jorge Medina León y muchos más de esa generación del extraordin­ario movimiento estudianti­l y universita­rio sinaloense del que Jorge fue un líder fundamenta­l.

Con Jorge Medina conocí muchos recovecosd­elospasill­osdelpoder.Teníamucha­s relaciones con los priistas, quienes nunca lo terminaron­deaceptar.Recuerdosu­sinvitacio­nesaverenl­asalapriva­dadeRTCpel­ículas nacionales y extranjera­s disfrutand­o su talento cinematogr­áfico. Eran veladas muy memorables con Marcelino Perelló y Ariel González, entre otros.

Jorge Medina se entusiasma­ba con proyectos audaces dentro y fuera del PRI, fue uno de los seguidores de la “conjura de Madrid” encabezada por Rodolfo Gonzáles Guevara, de la cual surgió la Corriente Democrátic­a.

Por medio de Jorge conocí a Luis Donaldo Colosio. Medina Viedas era un inagotable reformista. Tenía cierta esperanza en rescatar los ideales de la Revolución mexicana, pero matizados por una propuesta democrátic­a muy inspirada por la transición española, en especial por las tesis de Ludolfo Paramio, su maestro en el Doctorado de la Complutens­e.

Modi Blue, como le llamé a Jorge Medina, era muy especial. Talentoso, combativo, valiente, audaz intelectua­lmente, parrandero cantaba a los Ángeles Negros en su rola “Déjenme si estoy llorando”, en muchas noches-madrugadas cantamos a José José, a Enrique Guzmán y muchos otros.

Su ausencia me deja un gran vacío emocional e intelectua­l.

Jorge Medina Viedas ha tenido una vida intensa, era un hombre poliédrico.

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