El Diccionario de Los Intraducibles
Tuve el honor, en la Feria Internacional del Libro, de participar en la presentación de un libro muy peculiar, publicado hace unos días por la editorial Siglo XXI y varias universidades, entre ellas la Universidad de Guadalajara. Se trata, en mi opinión, de todo un acontecimiento cultural e intelectual. De eso le quiero comentar.
¿Quién, al leer un texto filosófico, no se ha topado con un término cuyo significado no atina a descifrar? El famoso Dasein alemán, es un ejemplo muy a la mano de esto; otros son el inglés speech act, la pólis griega, la anima latina, la saudade portuguesa...
Son problemas a los que se enfrentó Cicerón, hace más de dos mil años, al intentar traducir a la lengua latina el griego de Homero y, sobre todo, el de Platón, cuando trataba de explicar, por ejemplo, la diferencia entre las palabras griegas lógos (que en Platón puede significar discurso, pensamiento, o palabra) y léxis (que también puede significar palabra).
Cuando se traduce, suele ocurrir que la lengua destino no posee un término equivalente en la lengua de origen. En muchos casos, particularmente en el lenguaje de los filósofos, la solución para estos términos difíciles ha sido pasarlos a la lengua destino tal como están en la lengua original. Es así como nos han llegado términos como práxis, phrónesis, mímesis, matter of fact, macht, beruf, bild, welfare, cultura, daimon, etcétera.
En el año 2004, vio la luz, por vez primera, el Vocabulaire européen des philosophies. Dictionnaire des intraduisibles, como resultado del trabajo de más de diez años de un amplio grupo de expertos encabezado por la filóloga y filósofa francesa Barbara Cassin.
Hace unos días ha aparecido en México su traducción: el Diccionario de los intraducibles, también llamado Vocabulario de las filosofías occidentales. El Diccionario es un léxico filosófico. Con esta primera traducción al español, fruto de la loable iniciativa y coordinación del humanista Jaime Labastida, el Diccionario de los intraducibles será una herramienta fundamental no sólo para los especialistas, sino para todo lector que busque profundizar sobre esos términos que los responsables del Diccionario han dado en llamar “intraducibles”.
Más de 150 expertos encabezados por Barbara Cassin esclarecen, en aproximadamente 400 exhaustivas entradas, términos filosóficos que resultan difíciles de traducir. La explicación de cada uno de ellos ha precisado, en algunos casos, de auténticos artículos científicos de varias páginas que entrelazan la semántica, la historia de las lenguas europeas y los “momentos” filosóficos que han marcado cambios y giros dentro de la historia de los conceptos.
Así, por ejemplo, si uno acude a la entrada “amar” del Diccionario de los intraducibles, encuentra en primer lugar las traducciones a otras lenguas del término: ‘love’, en inglés; ‘amistança’, en catalán; ‘eran’, en griego moderno y ‘phileín’ en griego antiguo; ‘amare’, en latín, y demás equivalencias en otras lenguas: francés, alemán, hebreo, italiano. Pero lo sorprendente viene después.
Una nota filológica nos dice que el término “amar”, en las lenguas derivadas del indoeuropeo, está conectado fundamentalmente con dos raíces etimológicas: por un lado, en las lenguas romances, ‘amar’ proviene del verbo latino ‘amare’, el cual, a su vez, resultó de la palabra latina ‘amma’, la forma en que los romanos llamaban cariñosamente a su ‘mamá’. Por otro lado, en las lenguas germánicas el término ‘amar’ (‘lieben’, ‘love’), proviene del griego ‘éros’, que a su vez tiene su origen en lengua sánscrita. Acto seguido, la nota filológica inicial explica brevemente la evolución del término en las distintas lenguas.
La profundidad de la entrada no queda ahí. Después de la nota filológica, el Diccionario de los intraducibles presenta el estudio del término. En este estudio, los autores de la entrada ‘amar’ presentan, primero, la forma en que hoy la sociedad occidental entiende la palabra ‘amar’, y posteriormente hacen una historia sobre la manera en que el término se ha concebido en distintas épocas, lugares y autores: en Grecia, en Roma, en los albores del cristianismo, en el medioevo, en Alemania, en Italia, en Francia, en España, en Cataluña, en Freud, en Lacan... Hay, incluso, una profundización sobre el origen etimológico de los términos y una sobresaliente disquisición en cuanto a la amplitud de vocabulario del que echaban mano griegos y latinos para referirse a lo que hoy entendemos bajo la sola palabra ‘amor’.
¿No le parece una obra excepcional e increíble? En la lógica actual del mercado editorial y de la llamada “producción de conocimiento”, este libro es un raro ejemplo de ciencia lenta: colaborativo y solidario: se basa en investigaciones a las que los autores han dedicado buena parte de sus vidas. Por eso, constituye una herramienta muy valiosa para todos aquellos que se atrevan a saber. Enhorabuena para Siglo XXI Editores.
Cuando se traduce, suele ocurrir que la lengua destino no posee un término equivalente