El que está
que no cabe de alegría con este cierre de administración es el todavía secretario general de gobierno, Roberto López Lara, pues resulta que ahora se podrá rascar la panza con todas las de la ley y percibir un sueldazo en la comodidad de su casa.
López, a sus 54 años de edad, se sacó de la manga 32 años de servicio público y tramitó su jubilación con sueldo de secretario de gabinete antes de la época lopezobradorista –porque después los servidores públicos deben ganar menos de 100 mil pesos-. Vaya que la supo hacer. Y dicen que hay más secretarios que andan en lo mismo.