Milenio Jalisco

El testigo que durmió al jurado del

- IVÁN ORTIZ

Como en todo juicio que se respete, las muestras de humor involuntar­io se hicieron presentes la mañana del miércoles en la Corte Federal de Brooklyn.

Ahora, quien testificó contra Joaquín El Chapo Guzmán fue Germán Rosero, sobrio personaje que trabajó en México como lugartenie­nte de Juan Carlos Ramírez, Chupeta. Su tono de voz no transmitía emociónalg­una,porloqueal­as10:15 de la mañana el juez Brian Cogan suspendió la audiencia y pidió al jurado: “hagan un esfuerzopo­restaraten­tos,séqueesun testimonio­largoymuch­osseestán durmiendo”.

Luego de escuchar el relato desusangui­narioexjef­e,lashistori­as que Rosero relataba a Gina Marie Parlovecch­io, asistente del fiscal, eran soporífera­s.

A salvar la situación acudió el ecuatorian­o Eduardo Balarezo, quien defendió a Zhenli Ye Gon y Arturo Beltrán Leyva, y ahora hace lo propio con El Chapo.

El abogado preguntó a Rosero sobre el acuerdo de darle a Nacho Coronel un cargamento de cocaína que otros miembros del cartel sinaloense habían rechazado. Como para mostrarle la traición en que incurría insistió:

—¿Alguna vez has visto la película El Padrino?

—Sí, señor.

—¿Y sabe quién es Fredo? —¡Objeción! —gritó alguien desde la mesa de la fiscalía.

GermánRose­ro,LaBarba,dijo que su misión principal, aparte de negociar con los líderes del cártel de Sinaloa a nombre de Chupeta, era la de mover el dinero de las ventas de la cocaína, desde México a Colombia.

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