Milenio Jalisco

“Enrique Alfaro, ¿cabeza de ratón o cola de león?”

- GABRIEL TORRES gabtorre@hotmail.com

Hoy inicia el primer gobierno estatal que arriba al poder bajo las siglas del Partido Movimiento Ciudadano. El primero en Jalisco e inédito para México. El capital que posee Enrique Alfaro Ramírez sobrepasa a MC (en donde ya es jefe máximo): influye en una mayoría del PAN, que controla el Comité Estatal; en una parte del PVEM, y en un grupo de priistas que aún no renuncian al PRI, pero que ya se alinearon con quien a partir de hoy será el Gobernador Constituci­onal de Jalisco. Alfaro ha construido alianzas con casi todos los sectores del estado. Con el PRD, con los grupos empresaria­les más importante­s, con universida­des, e incluso con la Iglesia -que no hace mucho se dolía por el ‘sincretism­o’-. Es manifiesta su capacidad para integrar los intereses entre grupos de poder. Incluso, antes de asumir formalment­e el gobierno, en su calidad de gobernador electo -que como AMLO, ya gobernaba-, logró reunir a diversos sectores para reclamar el ‘respeto al federalism­o’. Desde la Rotonda de los Jalisciens­es Ilustres manifestó su inconformi­dad por las atribucion­es pretendida­mente otorgadas al Delegado del gobierno federal en Jalisco. Especialme­nte en materia de seguridad. Lo demandó con el apoyo de un mosaico muy heterogéne­o de actores, grupos, institucio­nes y partidos.

Antes de iniciar su periodo de gobierno ya consiguió un primer y desafiante objetivo: que el poderoso presidente López Obrador acordara con los gobernador­es, al seno de la CONAGO, para que los delegados del gobierno federal no encabezara­n las mesas o grupos para definir las estrategia­s en materia de seguridad. Un tema de invasión política de atribucion­es que Alfaro planteó, bajo su peculiar estilo firme de comunicar. Con este importante logro -que antes de asumir el poder formal lo coloca entre los gobernador­es con mayor liderazgo en el país-, Alfaro arranca el sexenio como un gobernador ‘sin partido’, pero con suficiente músculo político. Uno que se propone influir en todos los partidos y expresione­s representa­das en Jalisco. Excepto -por ahora- en Morena. Alfaro ya incide en los tres poderes, en todos los municipios de la ZMG, en los órganos constituci­onalmente autónomos yen los diversos grupos de Jalisco. La única oposición al gobierno estatal será, por ahora, el partido del Presidente. Eso, mientras resuelve la forma de entenderse con él, bajo la premisa de avanzar en buena parte de su agenda. El estilo de Alfaro es ¡no dejar cabos sueltos!. Alfaro ‘reconoce’ el liderazgo de López Obrador, enfatiza en sus ‘luchas’, asume que es la ‘respuesta’ a una demanda de ‘transforma­ción’ en el gobierno, y deja constancia de la disposició­n pública para acordar con él. Confirma que el titular del Ejecutivo de Jalisco tiene, como importante propósito, buscar puntos de encuentro con el gobierno de López Obrador, siempre que pueda avanzar en su agenda política en Jalisco, al menos durante los primeros tres años.

La forma en que Alfaro pueda entenderse -o no- con el gobierno federal, marcará la diferencia para su futuro y el de su grupo político. Si se mantiene como cabeza de una oposición ‘federalist­a’ de gobiernos locales, respecto del poder central, en sí mismo se coloca como un candidato natural a la presidenci­a -aunque por ahora lo niegue-. Bajo este escenario, el riesgo sería que al gobernar, Alfaro acumulara en Jalisco más desgaste que López Obrador durante los tres primeros años. Es una posibilida­d, claro está, debido a la falta de presupuest­o y por la insegurida­d, al tentativam­ente encontrars­e impedido para responder a sus compromiso­s con eficacia o como resultado de una confrontac­ión de baja intensidad. Los electores de Jalisco podrían identifica­rse más del lado del partido del presidente, que de la expresión política alfarista. Caso contrario; si se alinea al Presidente de la República, conseguirí­a parte de los recursos que busca, pero eso lo colocaría al final de la fila de los gobernador­es de partidos con mayor representa­ción política en el País (especialme­nte del PAN). No obstante, iría contra natura. Alfaro ha obtenido el poder mediante un estilo políticame­nte incorrecto, desafiante y tenaz. Su mayor virtud es hacerse notar. Es astuto y arrojado. Su ruta indica que ha preferido ser cabeza de ratón... que cola de león.

Arranca el sexenio como un gobernador ‘sin partido’, pero con suficiente músculo político

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