Mucho
músculo demostró Enrique Alfaro Ramírez en su toma de protesta como Gobernador de Jalisco. Uno, al contar con Olga Sánchez, la secretaria de Gobernación, como representante presidencial; dos, vivieron más de 15 gobernadores del país a su ceremonia, y tres: una muchedumbre lo vitoreó tras rendir protesta.
Quizá tanto apoyo lo puso nervioso al grado que al levantarse de la mesa directiva del Congreso para rendir protesta como Ejecutivo estatal tiró un vaso con agua sobre la enviada presidencial. Además, empezó a hablar antes de que el presidente del Congreso le cediera el uso de la palabra. Después reconoció que le ganaron los nervios.