¿Nueva geopolítica de la educación superior y la ciencia?
En las universidades y diversas agencias gubernamentales de EEUU ronda una preocupación creciente y cada vez más explícita: El camino de China hacia convertirse en una superpotencia científica y tecnológica que, en el mediano plazo, pueda comprometer la supremacía estadounidense. Se está gestando pues, una especie de “nueva guerra fría”, cuyos actores protagónicos no son ya las agencias de inteligencia y espionaje tradicionales, sino las universidades y centros de investigación. El concepto “espionaje académico” permea los campus universitarios, siendo éste uno de los temas más discutidos -y controvertidos- en la reunión de presidentes de la APLU (Asociación de Universidades Públicas “Land Grant” de EEUU, por sus siglas en inglés).
Los chinos están en lo suyo. Desde hace al menos 30 años han implementado una agresiva estrategia para desarrollar universidades y centros de investigación de rango mundial. Para ello, están invirtiendo inmensas cantidades de recursos en formar y atraer una masa crítica de científicos en áreas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). ¿Dónde los está formando y de dónde los está atrayendo? De las universidades norteamericanas, principalmente.
Veamos los números. Según el reporte Open Doors del Institute of International Education 2018, de los alrededor de 1 millón de estudiantes internacionales en EEUU 363 mil son chinos (33.2%). Incluso, en algunas universidades norteamericanas, más del 50% de los estudiantes internacionales son de aquel país asiático. El número crece año con año y buena parte de ellos estudian doctorados en áreas STEM.
Las universidades y el gobierno norteamericano tienen un complejo desafío enfrente: ¿Cómo contrarrestar esta aparente amenaza a su supremacía científica global sin coartar la internacionalización y apertura de sus universidades? ¿Se puede “proteger” el conocimiento en una sociedad global hiperconectada?_
¿Se puede “proteger” el conocimiento en una sociedad global hiper-conectada?