Ni la lluvia quita su sueño a migrantes
Crisis. Muchos centroamericanos rechazan cambiar de albergue e insisten en irse a Estados Unidos
La lluvia registrada en esta norteña ciudad afectó de nuevo a los migrantes, principalmente a los 400 que viven en calles de la zona norte; se les moja hasta la ropa que traen puesta y no tienen dónde refugiarse.
“Ni esta lluvia nos impedirá llegar adonde queremos, al otro lado. Ya pasamos lo más difícil”, aseguró el salvadoreño Mateo, como pidió ser identificado.
Desde hace 10 días que llegó a Tijuana siempre ha dormido afuera de la Unidad Deportiva Benito Juárez, primer albergue habilitado por las autoridades y en donde pernoctan más de 6 mil integrantes de la caravana.
“Con esta lluvia se mojó hasta lo que visto; me dio más frío, pero eso no me preocupa, sino los niños. Habemos algunos aferrados, pues nos quieren llevar a un lugar lejos para controlarnos”, dijo el joven, quien asegura que se irá de ahí solo cuando vaya a pedir asilo al gobierno de Estados Unidos.
Corren ríos de agua a orillas de la calle 5 de Mayo. Hace frío y las pequeñas casas de campaña dan color a la calle, donde policías vigilan a lo lejos.
De los 700 que había afuera del extinto albergue, quedan unos 400 y casi 100 son niños, estimó Mario Martínez, director de la Policía Municipal.
Pese a la inundación “de anoche, solo cinco personas solicitaron su traslado al nuevo albergue El Barretal y no se les puede forzar a irse”, expuso.
La Secretaría de Salud reporta que 61 por ciento de los migrantes presentan problemas de salud en vías respiratorias, dos embarazadas están próximas a dar a luz, detalló el director del Centro Operativo para la Atención de Contingencias de dependencia, Gabriel García. Sobre los siete
casos de varicela, aclaró que son atendidos en el albergue.
Roedores
Por las lluvias, de las alcantarillas salen roedores y uno mordió a Wilmer Antonio, de un año y seis meses de edad. Dormía en el campamento que mantienen una huelga de hambre, bajo el puente vehicular El Chaparral. Era de madrugada cuando Nubia Morzán, de 28 años, pidió la ayuda de paramédicos, quienes descartaron algún problema de salud.