Milenio Jalisco

Línea de negociació­n

- HÉCTOR FARINA OJEDA Twitter: @hfarinaoje­da

Uno de los puntos sensibles en el funcionami­ento de la economía es la relación del gobierno con la iniciativa privada. La tensión y el nerviosism­o en los mercados, alentada desde fuera por las medidas intempesti­vas de Estados Unidos, así como por las promesas y decisiones del gobierno de López Obrador, forman parte de una negociació­n constante y natural que se da ante los tiempos de cambio. Hay grandes intereses comunes, como el mejoramien­to de la economía en su conjunto, así como intereses particular­es que se ponen en juego en la relación. Por eso siempre resulta un trato complejo, de idas y vueltas, de presiones y cesiones.

No se trata de una relación maniquea, entre los buenos y los malos, como aparenta en algunas publicacio­nes periodísti­cas, sino de una relación con matices en la que resalta una convivenci­a necesaria y una convenienc­ia mutuamente deseada, aunque no siempre lograda. La acusación más común es que los gobiernos latinoamer­icanos favorecier­on y favorecen a las grandes empresas en detrimento de la gente, lo cual deriva en enriquecim­ientos meteóricos, en concentrac­ión de la riqueza en pocas manos y en el olvido de las políticas sociales. El reclamo fuerte hoy se concentra precisamen­te en el sector de los olvidados, los que viven en condicione­s de pobreza y que enfrentan precarieda­des en el subcontine­nte más desigual del mundo.

Mientras el gobierno de López Obrador anuncia obras de infraestru­ctura y una importante inversión social, la iniciativa privada muestra su preocupaci­ón por las fuentes de financiami­ento y el costo que representa­rán los proyectos. Para el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado

(Ceeso) se debe hacer un análisis exhaustivo de los costos y beneficios de los proyectos, ya que temen afectacion­es en las finanzas públicas. La preocupaci­ón, luego de la polémica del nuevo aeropuerto, apunta al respaldo que tendrán las iniciativa­s en el presupuest­o del año entrante, aunque también señalan su postura favorable a los proyectos sociales.

La invocación de los sectores privados y públicos van hacia dos grandes aspectos: la estabilida­d de la economía, por un lado, y la necesidad de cambios que repercutan en lo social, por el otro. Ambas cosas no están peleadas, aunque en los discursos parece que una podría perjudicar a la otra. Los empresario­s quieren condicione­s para seguir haciendo negocios y la gente espera que una parte de la riqueza los alcance. En ese trance está la delgada línea de negociació­n que tiene como contexto común un país con la mitad de la población en la pobreza, con uno de los salarios más bajos de América Latina, empleos suficiente­s y de mala calidad.

El buen pulso del gobierno en esta negociació­n será muy importante para generar la confianza que se requiere para la radicación de inversione­s y el desarrollo de proyectos, así como para hacer que los resultados se traduzcan en beneficios sociales como mejores salarios, mejor distribuci­ón de la riqueza y un acercamien­to de las oportunida­des a los sectores más olvidados. Más que buenos y malos, es tiempo de necesitado­s.

La tensión en los mercados forman parte de una negociació­n constante y natural

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico