QUE
al elegir a Mauricio Farah como secretario general de Servicios Administrativos del Senado, los legisladores aplicaron una lógica simple, la del mérito: se desempeñó seis años como secretario general de la Cámara de Diputados y antes en la misma posición en el entonces IFAI.
Su trayectoria como servidor va más allá de la administración de recursos públicos, pues es reconocido por su capacidad de operación y de interlocución con todos los partidos.