Las prisas de la cuarta transformación
Cuando Mark Zuckerberg inició Facebook, su mantra era: Move fast and break things (Muévete rápido y rompe las cosas). A dos semanas de iniciado el nuevo gobierno, la idea central parece ser la misma, y en todos los ámbitos.
Primero fue la prisa por bajarse el sueldo. Tan pronto se instaló el nuevo Congreso se aprobó la Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos. El problema fue que el documento aprobado fue el mismo que se presentó hace ya varios años, y cuyos errores y limitaciones no fueron discutidos a suficiencia entonces y no fueron discutidos a suficiencia ahora. El resultado es que muchas dependencias federales están en el limbo, pues los alcances y castigos de la ley son confusos. De por medio están los sueldos de los funcionarios federales y sus economías familiares. Y no solo de los altos mandos, sino también de quienes tienen sueldos mucho más modestos.
Luego la prisa por presentar una estrategia de seguridad. Contrario a lo que el gobierno actual dijo en campaña, la nueva propuesta es aún más militarización y aún más rápido. Prueba de ello es que aunque la Guardia Nacional todavía no exista en leyes, ya está operando. No ha habido discusión, solo aplicación. Y sin discusión no hay posibilidades de rectificar un camino que, si algo han demostrado los 12 últimos años, es el incorrecto.
Después vino la prisa por crear una fiscalía nueva. Años ha pugnado la sociedad civil por una fiscalía independiente, ajena a presiones del Ejecutivo. Pero el Presidente quiere un fiscal a la de ya y, por lo tanto, no hubo ni tiempo de plantear su autonomía. Ahora tenemos una procuraduría que nominalmente es fiscalía, pero en los hechos es igual.
Y antier la prisa por cambiar el sistema educativo. En el documento presentado por el nuevo gobierno desaparece de las leyes mexicanas la autonomía universitaria. El secretario de Educación, a su manera, aclaró que fue un error no intencional. Pero tan velozmente se movieron que la propuesta se presentó con deficiencias torales.
El gobierno haría bien en entender que los cambios que necesita el país requieren de paciencia y discusión. Algunas de las cosas que se rompen por moverse rápido nunca pueden volver a armarse.
Los cambios para el país requieren paciencia y discusión