Hechos son amores
Rebatingas en el Congreso del estado, en la Secretaría de Hacienda, en la Cámara de Diputados y hasta en Palacio Nacional.
Desde noviembre todo ha sido forcejeo entre los distintos ámbitos de gobierno por obtener el presupuesto ideal para el próximo año, el problema es que se han cerrado las llaves a estados, secretarías y hasta poderes.
Nunca se satisface a todos, pero en este año pareciera que el problema no acabará con la aprobación del presupuesto federal, sino que, por el contrario, promete que se prenderá más por parte de algunos gobernadores, como Enrique Alfaro de Jalisco, de extracción emecista, además de otros de militancia panista que consideran que no se les está dando el apoyo necesario a proyectos que ellos consideran prioritarios.
Este podría ser el segundo quiebre en la relación entre los gobiernos estatales no emanados de Morena con Andrés Manuel López Obrador. El primero fue –y no ha sido resuelto- el escozor que provoca la operación política y policiaca de los delegados del gobierno federal en las entidades federativas.
Tras la primera reunión de la Conferencia Nacional de Gobernadores con AMLO se anunció oficialmente que se habían llegado a acuerdos de coordinación, pero en la política real, en los números fríos del proyecto de presupuesto de egresos para el 2019, no ha habido cambios.
Pareciera que la estrategia es dejar a criterio del Poder Ejecutivo federal la asignación posterior de dinero para proyectos específicos, es decir, forzar una sumisión presupuestaria –y por ende, política- de un gran número de gobiernos estatales que tendrán que congraciarse en los meses venideros con el empejerator.
La voluntad se demuestra en el presupuesto. Si no se autorizan desde ahora recursos para lo que se necesita durante el 2019, no se hagan ilusiones, allí no hay amor, solo una dependencia tóxica.
La estrategia es dejar a criterio del Ejecutivo federal la asignación posterior de dinero