El golpe del narcotráfico a los Wayuu
La cinta colombiana busca la nominación al Oscar como Mejor Película Extranjera
Fueradetodocanonestablecido para contar una historia acera de narcotráfico, Cristina Gallego y Ciro Guerra ofrecen con Pájaros de verano, un retrato crudo sobre los orígenes del comercio ilegal de drogas en Colombia y cómo penetró y corrompió las costumbres de los Wayuu, comunidad que habita territorios de Colombia y Venezuela sin tener fronteras entre los dos países sudamericanos, cuando la marihuana se convirtió en una alternativa de negocio en tierras guajiras en los años setenta. “Los Wayuu son una sociedad de frontera y no veían límites entre Colombia y Venezuela, han negociado por cientos de años todo lo que pasa por su territorio, esa es la base de su cultura y los acuerdos se hacen por medio de la palabra, la palabra vale todo paraellos,sonunasociedaddematriarcado donde la mujer tiene voz y voto”, dijo a Cristina Gallego, codirectora de la película.
Colombia no impulsa muchas historias relacionadas con el narcotráfico y la mayoría de series y películas estereotipan la figura del capo. “Hay un gran tabú hacia este tipo de filmes en el país, no se han hecho más de cinco cintas y la imagen del narcotraficante es la del terrorista, un cliché impuesto por la cinematografía norteamericana, Pájaros de verano surgió de esa incomodidad, del por qué no poder contar nuestra historia si nosotros somos los protagonistas”, declaró.
“Queremos hablar de la transición de una sociedad fuerte y a la vez vulnerable, corrompida por el capitalismo salvaje, nos interesó ese ascenso y caída de una familia y, en consecuencia, la pérdida de la inocencia de una nación”, explicó.
Diez años de trabajo
El trayecto de esta historia comenzó La cinta compite por el Oscar al igual que Roma.
hace más de diez años, cuando los realizadores tuvieron contacto con familias Wayuu y sus testimonios de cómo la marihuana cambió sus modos de vida; al paso del tiempo se detalló el guion y para su rodaje la producción involucró, además de actores profesionales, a varios habitantes de la Guajira para participar en la cinta. “La investigación fue profunda, consultamos especialistas pero también testimonios
de los Wayuu; para ellos el tráfico de marihuana no era ilegal, era como contrabandear café o whisky. El proceso fue difícil, implicó trabajar en el desierto y con las comunidad”, relató la cineasta.
Pájaros de verano se convirtió en una historia de valía para Colombia; de hecho compite junto a Roma y muchas más, por la nominación al Oscar como Mejor Película Extranjera.
Queremos hablar de la transición de una sociedad fuerte y a la vez vulnerable