Reflexiones sobre la virginidad
Se dice que una mujer es virgen si un hombre no ha insertado el pene dentro de su vagina. Otros definen a alguien “virgen” como una persona que no ha tenido ninguna clase de contacto sexual con otra ni ha explorado su propio cuerpo. Numerosas religiones les piden a las jóvenes que se abstengan no solo del sexo físico, sino también de los pensamientos sexuales. Y unos más afirman que esta condición la presentan aquellas que tienen intacto el himen.
La virginidad no tendría que ser una cuestión anatómica, pues se trata más de un límite mental que de un estado físico. Tal como dice la sexóloga Charley Ferrer, en tiempos antiguos era la forma de describir a la mujer o al hombre que era capaz de decidir por sí mism@. Cientos de años después la virginidad se ha convertido en sinónimo de “no sexo” o de “no penetración”. Por eso, cada vez son más las y los adolescentes y adultos jóvenes que están eligiendo el sexo oral y el sexo anal como una forma de “permanecer vírgenes”, pero el problema es que piensan que de esta forma no hay riesgo de embarazo por lo que no usan protección, sin tomar en cuenta las infecciones de transmisión sexual.
Uno de los asuntos más importantes al iniciar la vida sexual, con penetración o sin ella, es elegir el momento adecuado. Algunos se preguntan si existe una edad ideal; creo que se trata, más bien, de la preparación y el deseo, y con ello me refiero a querer hacerlo, no a buscar una relación sin sentido con la primera persona que nos mire bonito para poder saciar una urgente necesidad corporal.
Habrá quienes prefieran esperar hasta los veintitantos (pareciera que no, pero todavía existen) y otros que desde temprana edad quieran saber de qué se trata la experiencia erótica. No tendríamos por qué etiquetar de “buena” o “mala” una postura o la otra, sino pensar en qué es lo que desea obtener, sentir, experimentar, pensar, quien tendrá su primera experiencia sexual, contemplando siempre las ventajas y las posibles complicaciones para que sea una vivencia excepcional en lugar de terminar preocupados, asustados y con dudas.