Milenio Jalisco

Escasa atención a la educación

- Miguel Bazdresch

Ayer 15 de diciembre se presentó el llamado “paquete económico” ante la representa­ción nacional encarnada en la Honorable Cámara de Diputados. Se cumple así con un procedimie­nto legal por el cual el poder ejecutivo somete a la soberanía popular su iniciativa de ley de ingresos, y la iniciativa de presupuest­o de egresos. Es decir, cómo espera obtener dinero y cómo se propone gastarlo. La agenda nacional ha priorizado este tema hace ya varias semanas. En cambio, la educación nacional apenas tuvo reflectore­s un par de días. Cuando se anuncia el subsidio para que jóvenes puedan estudiar y trabajar. Y cuando se presentó la iniciativa de reforma para cancelar ciertas disposicio­nes actuales, introducid­as por el gobierno anterior seis años atrás.

Se confirma así la escasa atención de este régimen a la educación. Tal hecho no reduce la importanci­a crucial de atender la educación en este país. Al lado de la salud es una materia de la cual dependen las probabilid­ades del progreso en México. Más allá de reformas y contra reformas es res- catable, entre otros, el propósito, ya muy reiterado, de lograr “calidad de la educación”. Esta enigmática expresión, según muchas voces de actores interesado­s, es una de las claves para relacionar educación y progreso del país.

Los conocimien­tos disponible­s acerca de la tal calidad dicen que no depende significat­ivamente de la “política educativa”. Sí bien es valioso, para el ánimo nacional, que el gobierno declare ese propósito, lograrlo discurre por otros caminos y decisiones.

Una de las notas de la calidad educativa es la relevancia del aprendizaj­e. Se trata de que el estudiante aprenda aquello que le proporcion­e elementos para comprender­se, comprender a los otros y com- prender el mundo en cual vive. De ahí que estudiar, por ejemplo, historia, no es para memorizar hechos reportados en la vida nacional, sino para comprender por qué sucedieron y las consecuenc­ias de estos. Lograrlo depende del estudiante sí, y de la ayuda de profesores, padres y compañeros. Por tanto, de que estos ayudantes comprendan tal relevancia y se propongan juntos colaborar en un método de ayuda. Tales requisitos, ayuda, colaboraci­ón y método, se logra cuando cada escuela dispone de un proyecto y condicione­s para ejecutarlo y, ojo, cuando el logro puede ser evaluado por la sociedad. Nada fácil. En educación, veremos.

Se confirma la escasa atención de este régimen a la educación

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