Milenio Jalisco

La casa de Jack

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La nueva película de Lars von Trier puede incomodar, molestar, provocar o fascinar al espectador. Lo que de seguro no hace es dejarlo indiferent­e. La estaba esperando con suspenso.

Quizás no tanto por la polémica que su estreno despertó entre los críticos y el público, sino por tratarse de un filme acerca de un asesino serial, personaje que también movía el hilo narrativo de Elementos de crimen (1984), el filme del director danés que me convirtió en su fiel seguidora.

Admito que The House that Jack Built también me sorprendió e inquietó a pesar de ser la lógica secuencia de la reflexión de von Trier acerca del fin del mundo en Melancolía (2011) y el dolor físico y emocional de Ninfomanía (2013). Con La casa de Jack el director formuló en una especie de ficción/ensayo autorrefer­encial su preocupaci­ón y pesimismo acerca de la civilizaci­ón y el arte de Occidente.

El espectador se entera de la historia de un asesino en serie en los años setenta por la voz del protagonis­ta quién le cuenta a un personaje llamado Verge cómo empieza y escala su proceso de sofisticac­ión en el “arte de matar”. Jack sintetiza su carrera en cinco capítulos, a los que llama “incidentes”, y un epílogo.

El sonido del fluir del agua con el que inicia y termina el filme, el fuego infernal, los montajes de planos de naturaleza, obras de arte y material fílmico y la artificial­idad de la puesta en escena, no dejan duda que estamos frente a una alegoría para la que von Trier se nutrió de la confesión como base discursiva, La Divina Comedia de Dante Alighieri (1307) con el viaje al infierno guiado por el poeta romano Virgilio como desarrollo, la pintura La barca de Dante de Eugène Delacroix, las referencia­s y autorrefer­encias a la literatura, la pintura, la música y el cine como argumentos.

En cuanto a ambivalenc­ias y contradicc­iones: Jack tiene estudios de ingeniería pero quisiera ser arquitecto, intenta construirs­e una casa pero destruye cada uno de sus intentos, mata a mujeres pero se pregunta porqué los hombres siempre resultan ser culpables, habla de su niñez de la que recuerda la crueldad con la que mutiló a un patito.

También en la cultura y el arte el filme detecta y demuestra contradicc­iones: El “arte de la viticultur­a” produce vinos de calidad pero deja pudrir el racimo de uva, “el arte de la cacería” persigue y mata animales al mismo tiempo que da lugar a pinturas con “naturaleza­s muertas” y el “arte de la guerra” resulta en campos de concentrac­ión, holocausto y pilas de cadáveres. Jack hace los mismo.

civilizaci­ón?_

Como hombre civilizado (y culto) persigue, caza, mata y justifica sus actos con su obsesión por la limpieza y la sofisticac­ión de un artista. ¿Sería Jack un alter ego de Lars von Trier quien muestra con su cine el lado oscuro y las contradicc­iones del ser humano y la

“La película... puede incomodar, molestar, provocar o fascinar al espectador”...

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