Milenio Jalisco

Acordar sí, no “democratiz­ar” todo

- CARLOS MARÍN cmarin@milenio.com

En su deslumbran­te libro De animales a dioses (Editorial Debate, 2014), el historiado­r Yuval Noah Harari destripa, entre otros, los mitos de igualdad y democracia que la humanidad ha creado para construir “redes de cooperació­n en masa”, palabra que, por altruista que suene, “no siempre es voluntaria y rara vez es igualitari­a”, porque casi todas esas urdimbres se han organizado “para la opresión y la explotació­n”.

La cita es a propósito de la insistente referencia que el presidente López Obrador hace a la democracia en los sindicatos, en las escuelas… y hasta en las familias.

“Vienen muchos otros cambios, estamos empezando. Les puedo adelantar que vamos a modificar la ley para que haya democracia sindical”, anunció el sábado en Tampico. “Ya no van a haber dirigentes sindicales promovidos, apoyados, respaldado­s, solapados por el gobierno. Los dirigentes de los sindicatos, sean del Seguro (Social), sean petroleros, sean del sindicato de Salud, sean del magisterio, todos los sindicatos, en todos, van a ser los trabajador­es los que van a elegir libremente, democrátic­amente a sus dirigentes, con voto libre y secreto”, dijo.

Y repitió lo que había dicho a principios de octubre en Cuautla:

“No es nada más democracia como sistema político. Es en la familia, en la escuela, en el sindicato, en la sociedad, en el gobierno. Democracia como forma de vida, eso es lo que se va a establecer…”.

A propósito del eventual retorno de la profesora Elba Esther Gordillo a la dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajador­es de la Educación, sostuvo en Cuautla:

“Estamos ya en un tiempo distinto, nuevo. Ahora es democracia como forma de vida y como forma de gobierno, democracia en la familia, nada de autoritari­smo en la familia, democracia en la escuela, democracia en los sindicatos, democracia en la sociedad, democracia en el gobierno (…) Tenemos compromiso con los ciudadanos, compromiso con el pueblo, compromiso con la democracia…”.

Y días después, en Toluca, reiteró: “Queremos democracia en la familia, en la escuela, en el sindicato (…). Democracia como forma de vida…”.

De aplicarse en el gobierno, sin embargo (encabezand­o una marcha, el socialista Salvador Allende portó una pancarta que rezaba: Mi gobierno es una mierda pero es mi gobierno), poco sentido tiene que tan pronto protestó como Presidente, AMLO apretara el puño y dejara claro: “Tengo las riendas del poder en mis manos”.

Para los sindicatos no es necesario modificar las leyes, es un derecho de los trabajador­es elegir a sus líderes; en las escuelas no son iguales profesores, alumnos y autoridade­s para decidir lo que sea, y en la familia lo más lógico de aplicar es la fórmula de los Monster: cuando Herman somete a votación el destino de unas vacaciones, contra todas las propuestas, al final es él quien decide adónde irán.

Y es que, como decía mi mamá: “Tuerto o derecho, te lo dice tu madre…”.

Tan pronto protestó como Presidente, dejó claro: “Tengo las riendas del poder en mis manos”

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