“La Cruzada no fracasó; hay gente que sí disminuyó su carencia alimentaria”
La ex titular de Sedesol admite que “no se logró el objetivo de 7 millones de personas, porque se cortó el esfuerzo (cuando José Antonio Meade la sustituyó en 2015), pero llegamos a 3 millones que antes no tenían qué comer”
Rosario Robles, ex titular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) durante el sexenio de Enrique Peña Nieto e impulsora de la Cruzada Nacional contra el Hambre, no está de acuerdo en que esa estrategia sea medida únicamente con las muertes por desnutrición, aunque acepta que es una forma de evaluar parte del programa:
“No pongo en entredicho ninguno de esos datos (los de MILENIO, Data Cívica y La Silla Rota). Yo creo que la Cruzada fue un gran esfuerzo intersecretarial y transversal. Llegamos a 30 mil localidades donde no había llegado ni una política pública. Fue una primera plataforma de tres años que sembró, que empezó a dar frutos importantes. ¿Cuál era el punto de la Cruzada? Simple y llano: que quienes no tuvieran para comer, que los más pobres entre los pobres, los abandonados de siempre, tuvieran acceso a la alimentación.”
Robles reconoce que no se consiguió el objetivo inicial:
“No se logró, pero disminuyó el hambre y eso es algo bien importante. No se logró en la población el objetivo de 7 millones de personas, porque se cortó el esfuerzo (a partir del segundo semestre de 2015, cuando José Antonio Meade la sustituyó, según dice), pero llegamos a 3 millones que antes no tenían que comer. Se hizo un esfuerzo enorme y de todas maneras hablar de que 3 millones tuvieron acceso a la alimentación, que antes no tenían qué comer: esos niños se iban a la escuela sin un pedazo de comida en el estómago; esas mujeres se quitaban la comida de la boca para que sus hijos tuvieran algo de comer, y los viejitos de los comedores, eso no se mide, eso con qué lo mides”.
—Fueron 2 millones los que mejoraron su acceso a alimenhablando tos, no 3, según Coneval. Esos 2 millones dan mucho gusto, pero esos otros 5 millones que siguen igual no están festejando nada. Acéptenos eso, por lo menos… —No, sí, claro, claro...
—Y que por tanto no hay nada qué festejar…
—No, nadie festeja, hay que darle continuidad a este esfuerzo, porque México sigue teniendo este problema, sigue teniendo niños que se van a dormir sin un pedazo de pan. Es una visión de Estado la que tiene que prevalecer, en el sentido de que no haya nadie en México que se muera por hambre. Es un compromiso internacional signado por México.
—Según Coneval, bajó la carencia alimentaria en 68% de los municipios, pero en 31% subió, y en 1% quedó igual. ¿Algo falló ahí?
—Sí, era una estrategia que poníamos en marcha por primera ocasión. Estábamos en ensayo y error. Obviamente tiene sus matices. Tiene sus blancos y sus negros, como toda estrategia social, pero mayoritariamente está en un sentido positivo, porque bajó la carencia alimentaria en un sector de la población.
—Como política pública, más allá de la desnutrición, dice la Auditoría, en su informe de octubre de este año que la Cruzada se quedó en un asunto “aspiracional”. Y Coneval opina igual, que no incidió de forma integral, además de que no hubo proyectos productivos exitosos que ayudaran a la gente a salir de forma permanente de la pobreza. Eso es que fracasó, para nosotros. ¿Para ti?
—No fracasó, porque te está que hubo un sector de la población que sí disminuyó su carencia alimentaria. Hay una encuesta panel de Coneval aplicada a la población objetivo, a cinco municipios que escogió, y en todas disminuyeron las carencias (lo cierto es que disminuyeron en cuatro municipios, no en cinco, en uno aumentó la carencia alimentaria: Nota de la Redacción): la alimentaria, la de salud, la de educación. Todas las carencias disminuyeron. En lo productivo, nos costó mucho trabajo romper la inercia de la Sagarpa. Que ya no tuviera una visión asistencialista, sino de productividad. Yo creo que esa es la pata coja de la cruzada, estoy de acuerdo, pero no por eso tiras al niño con todo y la bañera.
—Los datos sobre muertes por desnutrición que publicamos Data Cívica, La Silla Rota y MILENIO nos parece que exhiben que fue fallida la Cruzada, porque no disminuyeron esas muertes en municipios de la estrategia de forma más marcada que en el resto del país, bajaron igual, por tanto no incidió, y en cuatro de cada diez municipios de la Cruzada subieron. Fuimos a reportear en campo a varios municipios y ocurren esas muertes (más de 33 mil en cuatro años, 331 niños), y eso es el extremo del hambre. En ese sentido, nos parece que es fallida la Cruzada. ¿Qué opinas tú?
—Claro. Una muerte, una, ya es que estás fallando. Olvídate si son más. Yo estoy totalmente de acuerdo con esa visión, el problema es qué tenemos que hacer. No es que la estrategia esté mal planteada. Los datos te dicen algo, sí, muy importante: que hay que reforzar, que hay que profundizar; que seguimos teniendo un problema, pero no quiere decir “Ah, falló”, no, porque hubo quienes no se murieron por esa razón. Hubo vidas que salvamos porque tuvieron acceso a la alimentación. —Y otras que no…
—Y otras que no. Hay que profundizar. Es una estrategia que inició, que sembró, que empezó a dar resultados y que había que profundizar. En ese contexto es todavía una estrategia con buenos y malos resultados que son los que hay que transformar, cambiar, incidir.
“Llegamos a 30 mil localidades donde no había llegado ni una política pública. Fue una plataforma que sembró...”