Eutanasia: solidaridad impostergable
Se ha comenzado a hablar de la “autotanasia”, la cual puede tomar muy diferentes formas. Una de ellas sería el suicidio asistido, en el cual un médico, a petición de un paciente terminal, le otorga los medicamentos necesarios para acabar con su sufrimiento. La verdad es que “autotanasia” me parece un buen término para este acto, pero debemos estar de acuerdo en las definiciones de nuestros términos: ¿es eso lo que todos entenderemos por “autotanasia”?
Podemos llamarle como queramos, mientras el contenido esté bien definido, para que todos tengamos la claridad necesaria sobre el empleo de los términos: las etiquetas no importan siempre y cuando todos estamos de acuerdo en el significado de las mismas. Pero más allá de la autotanasia, la legalización de la eutanasia en México resulta ya impostergable. Entendemos por eutanasia el acto médico en el cual, a petición de un paciente terminal que padece un constante dolor y/o sufrimiento, el médico ayuda al paciente a poner fin a su vida.
Por supuesto, en los países en que está aceptada, se lleva a cabo después de que dos médicos, ajenos al paciente, han coincidido en que se trata de una enfermedad terminal en la cual solo queda por vivir un irremediable dolor.
La eutanasia en México es necesaria porque muchos médicos que comprenden y se solidarizan con el dolor de sus pacientes terminales arriesgan su práctica médica al ayudarles a morir. No es justo que la solidaridad de un médico sea premiada con la cárcel.
La cuestión filosófica que está en la base de este problema es la autonomía y la libertad de una persona para elegir morir cuando la vida le resulta insoportable y no hay forma de cambiar ese estado. Todo individuo debería contar con el respeto a su autonomía y libertad en el momento final de su vida.
No todos los pacientes eligen la eutanasia: quienes no lo hacen merecen el mismo respeto que quienes sí la piden: en eso consiste la autonomía y la libertad. La más grande muestra de amor es el respeto a la autonomía y libertad que todo ser humano merece al final de su vida. Solidaridad, respeto, compasión y amor, son los términos que debemos hermanar con el concepto de “eutanasia”.
Muchos médicos comprenden y se solidarizan con el dolor de sus pacientes