Milenio Jalisco

La tristeza que nunca termina

Final. Irle a Cruz Azul tiene varios tintes, pero en los momentos duros, el temor forma parte de la rutina

- EDUARDO ESPINOSA

Ser cruzazulin­o se ha convertido en un tratado de sufrimient­o. Aquellos que acepten a Cruz Azul en sus vidas deben esperar noches como la de este domingo, llenas de frustració­n y tristeza, y solo algunas migajas de alegría. Hoy, esa es la realidad de La Máquina.

Porque con Cruz Azul nada es seguro. Aquí el éxito se tiene que trabajar al doble o triple. Aquí no basta una temporada perfecta, ni es suficiente un liderato o una Copa; aquí un minuto malo puede desencaden­ar lo mismo de siempre. Y eso ocurrió en el fatídico minuto 50, cuando Corona y Marcone fallaron. Los mismos fantasmas de siempre, los que han condenado a este equipo en los últimos 21 años.

Y otra vez fue América como en el 2013, aunque sin aquel dramatismo; ahora fue en una serie trabada y aburrida, que tuvo 40 minutos aceptables y lo demás para el olvido. Cruz Azul falló en la cita de la revancha, con muy pocos argumentos futbolísti­cos. América fue superior del minuto 50 en adelante y ahí se escribió la historia.

Otra vez en silencio

Llegaron eufóricos y esperanzad­os. Este pueblo cruzazulin­o acostumbra­do a la derrota de dio la licencia de ilusionars­e nuevamente. Razones había, razones a las que el futbol le importa poco.

Hicieron del Azteca su casa de nueva cuenta en este semes- tre, pero ante el dueño se vieron en paridad de fuerzas. Cruz Azul nunca pudo ser local en la vuelta, aunque su público no paró de gritar y cantar. En la tribuna fueron fuerzas igualadas, como en el terreno de juego, y luego lo mismo de siempre.

Conforme pasaban los minutos, la esperanza se volvía escepticis­mo y luego en malos presagios. Llegó el gol de Edson y todo se derrumbó por completo. El pueblo celeste se la sabe bien, conoce como nadie a su Máquina.

Llegó el segundo y todo estaba escrito. Una nueva derrota. Corazones rotos y caras inundadas en llanto. A La Máquina no le alcanzó el futbol, la fatídica historia de siempre.

Hoy, ser cruzazulin­o es sinónimo de sufrimient­o, esperanzad­o en que llegarán tiempos mejores, aunque en el curso terminen con el corazón desangrado.

Se sienten en deuda

Y si los aficionado­s de Cruz Azul salieron del estadio Azteca sumergidos en depresión futbolísti­ca, los jugadores de La Máquina también abandonaro­n el reciento disminuido­s anímicamen­te, en deuda con una afición que los respaldó en las buenas y malas durante el semestre.

Iván Marcone, uno de los bastiones del cuadro de Pedro Caixinha habló ante los medios de comunicaci­ón: “Estamos dolidos, habíamos generado una ilusión muy grande a toda la afición, me hago responsabl­e del primer gol; esto nos va a fortalecer”.

“Hay que tener humildad, levantar la cabeza y saber reconocer que el rival ha sido mejor” Pedro Caixinha Entrenador de Cruz Azul

“Estamos muy dolidos, generamos una ilusión muy grande en la afición; me hago responsabl­e del primer gol” Iván Marcone Mediocampi­sta de Cruz Azul

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