La tristeza que nunca termina
Final. Irle a Cruz Azul tiene varios tintes, pero en los momentos duros, el temor forma parte de la rutina
Ser cruzazulino se ha convertido en un tratado de sufrimiento. Aquellos que acepten a Cruz Azul en sus vidas deben esperar noches como la de este domingo, llenas de frustración y tristeza, y solo algunas migajas de alegría. Hoy, esa es la realidad de La Máquina.
Porque con Cruz Azul nada es seguro. Aquí el éxito se tiene que trabajar al doble o triple. Aquí no basta una temporada perfecta, ni es suficiente un liderato o una Copa; aquí un minuto malo puede desencadenar lo mismo de siempre. Y eso ocurrió en el fatídico minuto 50, cuando Corona y Marcone fallaron. Los mismos fantasmas de siempre, los que han condenado a este equipo en los últimos 21 años.
Y otra vez fue América como en el 2013, aunque sin aquel dramatismo; ahora fue en una serie trabada y aburrida, que tuvo 40 minutos aceptables y lo demás para el olvido. Cruz Azul falló en la cita de la revancha, con muy pocos argumentos futbolísticos. América fue superior del minuto 50 en adelante y ahí se escribió la historia.
Otra vez en silencio
Llegaron eufóricos y esperanzados. Este pueblo cruzazulino acostumbrado a la derrota de dio la licencia de ilusionarse nuevamente. Razones había, razones a las que el futbol le importa poco.
Hicieron del Azteca su casa de nueva cuenta en este semes- tre, pero ante el dueño se vieron en paridad de fuerzas. Cruz Azul nunca pudo ser local en la vuelta, aunque su público no paró de gritar y cantar. En la tribuna fueron fuerzas igualadas, como en el terreno de juego, y luego lo mismo de siempre.
Conforme pasaban los minutos, la esperanza se volvía escepticismo y luego en malos presagios. Llegó el gol de Edson y todo se derrumbó por completo. El pueblo celeste se la sabe bien, conoce como nadie a su Máquina.
Llegó el segundo y todo estaba escrito. Una nueva derrota. Corazones rotos y caras inundadas en llanto. A La Máquina no le alcanzó el futbol, la fatídica historia de siempre.
Hoy, ser cruzazulino es sinónimo de sufrimiento, esperanzado en que llegarán tiempos mejores, aunque en el curso terminen con el corazón desangrado.
Se sienten en deuda
Y si los aficionados de Cruz Azul salieron del estadio Azteca sumergidos en depresión futbolística, los jugadores de La Máquina también abandonaron el reciento disminuidos anímicamente, en deuda con una afición que los respaldó en las buenas y malas durante el semestre.
Iván Marcone, uno de los bastiones del cuadro de Pedro Caixinha habló ante los medios de comunicación: “Estamos dolidos, habíamos generado una ilusión muy grande a toda la afición, me hago responsable del primer gol; esto nos va a fortalecer”.
“Hay que tener humildad, levantar la cabeza y saber reconocer que el rival ha sido mejor” Pedro Caixinha Entrenador de Cruz Azul
“Estamos muy dolidos, generamos una ilusión muy grande en la afición; me hago responsable del primer gol” Iván Marcone Mediocampista de Cruz Azul