Milenio Jalisco

Monterrey y la nueva ola de violencia

- LUIS PETERSEN FARAH luis.petersen@milenio.com

La ciudad de Monterrey teme el regreso de aquellos años violentos en que se vio sacudida como nunca antes. El día último del año 2009, las señales de violencia, los índices al alza de homicidios, las noticias de balaceras en las calles y los rumores de secuestros tomaron forma de realidad pura y dura: ese día amaneció el cuerpo de una mujer joven colgado de un puente en la emblemátic­a avenida Gonzalitos.

A partir de entonces se multiplica­ron los colgados en puentes en una especie de espiral de crueldad: primero simplement­e colgados, luego colgados y mutilados, después colgados y quemados. Y se multiplica­ron las persecucio­nes, el fuego cruzado, las confusione­s y las víctimas ajenas a la delincuenc­ia.

Se produjo un cambio de hábitos en los habitantes: dejaron de frecuentar restaurant­es y carreteras, y llegaban a su casa temprano en la tarde. Si no fuera porque el trabajo, en una ciudad que lo ha proclamado como el supremo valor, debía continuar a toda costa, las calles hubieran quedado desiertas.

La ola de insegurida­d tuvo mayores repercusio­nes en la vida diaria que sus calamidade­s conocidas, las crecidas del río Santa Catarina o los atorones de la economía.

¿Y 2019? El pasado jueves, el secretario de Seguridad de Nuevo León, Aldo Fasci Zuazua, dio una señal de alarma. Se repiten los patrones de hace 10 años, dijo. Y otras autoridade­s que no han querido dar su nombre públicamen­te también lo dicen: hay ataques a policías y mensajes de la delincuenc­ia contra los operativos.

Quieren intimidar, continúa Fasci: de los 19 ataques a policías que se han registrado en el estado, 15 han sido contra la policía estatal Fuerza Civil.

En cada uno de los últimos cuatro meses se han registrado más de 90 homicidios dolosos. De hecho, diciembre y enero llegaron a 99 cada uno, según las cifras de la Fiscalía General de Justicia de Nuevo León. Durante 2016 difícilmen­te se llegaba a la mitad. Si el año que empieza continúa con el paso actual, en 2019 Nuevo León llegará más allá de las cifras terribles de los años 2010 a 2012.

Y la crueldad también ha despertado en compañía de las cifras de homicidio. El jueves apareciero­n dos cabezas humanas en las proximidad­es del C4 de Escobedo, un municipio metropolit­ano que ha tenido éxitoconsu­policíadep­roximidady­suesquemae­jemplar de justicia civil. En otros municipios de la ciudad han aparecido también cuerpos descuartiz­ados en bolsas, cobijas, costales o hieleras, todos cerca de las corporacio­nes y reclusorio­s y con amenazas a las policías.

Quienes piensan que están volviendo los años de mayor insegurida­d reconocen el modo de operación. Ante todo, desactivar a los policías mediante amenazas (algunas cumplidas) y, luego, disparar los acercamien­tos seductores: plata o plomo. Cuando los grupos logran debilitar a los cuerpos policíacos, se adueñan de una plaza. Así se empieza.

También hay quienes piensan que Nuevo León está lejos de la situación de 2010. Ellos, como el secretario de Gobierno del estado, Manuel González, opinan que las cosas ahora son totalmente distintas. Y también tienen su parte de razón. La gente y la autoridad han aprendido. Saben lo que viene y no están despreveni­das.

La fiscalía de NL registró más de 90 homicidios en cada uno de los últimos cuatro meses

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