Milenio Jalisco

Toros. Octavio García El Payo rozó el triunfo en la Nuevo Progreso

Toros. El matador queretano se tuvo que conformar con una salida al tercio en la segunda corrida de la temporada

- JESÚS ZÁRATE

Mucho pierde de emoción la llamada fiesta brava cuando en lugar de cuidarse del toro, hay que cuidar del bovino. Un ejemplo de esa patología de la actualidad se vivió ayer en la Nuevo Progreso cuando la terna que “enfrentó” a los astados de La Estancia tuvo que hacer gala de sus recursos técnicos, no para someter o encauzar las embestidas de los bureles, sino para mimarlos y evitar que pudieran caer o bien ya no pudieran acometer ante su falta fuerza.

Pero aún en esas circunstan­cias cabe la posibilida­d de encontrar una rendija por la que se asome la posibilida­d de un triunfo, y fue lo que Octavio García el Payo se encontró ante su segundo astado, el quinto de la corrida y al cual logró entender que teclas tocar para hacer crecer una faena que parecía cobrar altos vuelos. El queretano se plantó firme en el terreno cortó e hizo pasar a Miracielo pegado a sus muslos en tandas por el lado derecho que fueron creciendo de intensidad, incluso llegando a rematar con un sublime cambio de mano. La mesa estaba servida y la música acompañaba el desempeño de lo que parecía una tarde triunfal, hasta que Octavio decidió tomar la espada de matar, callar a los músicos, y para decepción de todos fallar en la ejecución de la suerte suprema.

Del éxtasis a la frustració­n en un paso.

Antes, en su primera intervenci­ón, ya el Payo había dejado constancia de que no le costaba pisar terrenos comprometi­dos y templar las em- bestidas ante un toro de escasa movilidad.

El primer espada fue el español Antonio Ferrera, un torero curtido con la dureza de los encierros catalogado­s como duros, y que le ha dejado un costal repleto de recursos frente a la cara de los toros. A su primero lo mimó llevándolo a media altura para no forzarlo, con un pulso y mimo de neurociruj­ano, pero las condicione­s del burel, impidieron que aquello tomara grandes vuelos. Historia similar a la de su segundo, con el cual Ferrera, quien sufrió dos dolorosos pisotones, volvió a mostrar su capacidad, aunque hay que señalar que tiende a torear bastante despegado.

El tercer espada Diego Silveti, poco pudo hacer, primero ante un toro que le probaba en cada embestida y luego con otro astado que tampoco mostraba ningún interés por acometer.

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FERNANDO CARRANZA Octavio García realizó una buena faena.

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