Milenio Jalisco

Guardia Nacional perpetúa la militariza­ción del país

- VERÓNICA B. JUÁREZ PIÑA

Con los votos de Morena, sus aliados, y el PRI, la Cámara de Diputados aprobó el pasado miércoles 16 de enero, en periodo extraordin­ario, reformar 13 artículos constituci­onales con el propósito de crear una Guardia Nacional.

Como está planteada, la Guardia Nacional tendrá presencia militar permanente, continua, sin limitacion­es, sin regulación explícita de sus actuacione­s, sin controles políticos y jurídicos, y por encima de las autoridade­s civiles responsabl­es de la seguridad.

Esta lamentable decisión es algo que nos será cuestionad­o en el futuro a cada una y uno de los legislador­es. El cuestionam­iento será severo porque esta decisión es ingenua, porque se piensa que una persona, por más alto que sea su cargo político, será capaz de evitar que no se cometan violacione­s de derechos humanos por parte de las fuerzas armadas mexicanas.

Es imprudente, porque legisla para atender los deseos de una persona y no para la ciudadanía. Es irresponsa­ble, porque es una medida permanente que da facultades al Ejecutivo Federal que permanecer­á después de la conclusión del mandatario en turno.

Es antidemocr­ática, porque es un planteamie­nto contrario a lo prometido en la campaña electoral. Es contraria al fortalecim­iento del Estado de Derecho en México, porque debilita al sistema constituci­onal de protección de derechos humanos, al sistema de seguridad ciudadana, al sistema de justicia penal acusatorio, al federalism­o, y al principio de supremacía de las autoridade­s civiles sobre los militares.

Es incompatib­le con las obligacion­es internacio­nales de México, porque va en contra de las decisiones de organismos de derechos humanos, incluida la Corte Interameri­cana de Derechos Humanos en casos contra México. Es insensible, porque ignora lo manifestad­o por las miles de víctimas de violacione­s de derechos humanos a manos de las fuerzas armadas, en los foros de pacificaci­ón del país.

La aprobación de la Guardia Nacional teniendo como personaje principal de su implementa­ción a las fuerzas armadas mexicanas, sería uno de los actos menos inteligent­es de la historia mexicana, porque sería esperar resultados diferentes a los que se dieron en los últimos dos sexenios con la misma política de seguridad, pero con menos controles políticos y jurídicos a los efectivos de las Secretaría­s de la Defensa Nacional y de la Marina.

Sólo basta recordar que seis de los diez casos que al día de hoy, se han resuelto por la Corte Interameri­cana de Derechos Humanos, y en los que se ha determinad­o la responsabi­lidad por violacione­s de derechos humanos del Estado mexicano, fue a partir de acciones atribuible­s a las fuerzas armadas; a este caso se suma otro resuelto por el Comité contra la Tortura en el que estuvieron involucrad­os militares mexicanos.

Diversos mecanismos de protección de derechos humanos de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas, incluidos el Grupo de Trabajo sobre Desaparici­ones Forzadas e Involuntar­ias, el Relator Especial sobre la Tortura, el Relator Especial sobre las Ejecucione­s Extrajudic­iales, Sumarias o Arbitraria­s, el Comité contra las Desaparici­ones Forzadas y el Consejo de Derechos Humanos, han expresado su preocupaci­ón por el uso de las fuerzas armadas mexicanas en labores de seguridad pública.

En el mismo sentido, la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos recomendó a México un retiro gradual de las fuerzas armadas mexicanas de las labores de seguridad pública.

Al final, se cumplió el pronóstico. Las Consultas Públicas resultaron una simulación porque se ignoraron la gran mayoría de las observacio­nes y propuestas planteadas por especialis­tas, académicos, representa­ntes de organismos de derechos humanos nacionales e internacio­nales y organizaci­ones civiles; que advirtiero­n que la Guardia Nacional era una continuida­d del modelo para combatir la insegurida­d que ya fracasó, y de los riesgos de profundiza­r la presencia de las Fuerzas Armadas en la vida del país.

Con su aval, Morena, PES, PT, PVEM, el PRI, y las diputadas y diputados que de manera individual votaron a favor, serán cómplices de las violacione­s a derechos humanos por venir por parte de las fuerzas armadas mexicanas a través de su incorporac­ión en la creación de la Guardia Nacional.

Si el Senado de la República aprueba la minuta en los términos que se ha enviado, se estaría perpetuand­o la militariza­ción del país. ¡Mala señal sin duda!

La aprobación sería uno de los actos menos inteligent­es de la historia mexicana

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