Actitud, carácter y liderazgo
América. Las Águilas se llevaron el Clásico de Copa, porque de principio a fin fueron mejores en cuestiones que El Rebaño fue incapaz de mostrar
Miguel Herrera salió a la conferencia de prensa con el semblante sereno, pero con el éxtasis por dentro, ya había festejado en el campo los goles que le dieron el pase al América a semifinales de la Copa Mx. José Cardozo apareció en la misma sala con un rostro serio, desencajado, el mismo que tuvo durante los 90 minutos en los que fue testigo de cómo su equipo colapsó, porque Chivas jamás llegó al Clásico Nacional.
El delirio de los jugadores del América se dio en el segundo gol, Nicolás Benedetti hizo la piña con los de la banca y ahí llegaron los que estaban en la cancha, el golpe estaba consumado. Habían negado al Rebaño, desde el primer minuto fueron más ambiciosos, porque desde el arranque se lanzaron por el rival como leones a su presa.
El resultado fue de 2-0, pero en el trámite, las Águilas fueron más que los rojiblancos, se los llevaron por delante en actitud. Cuando eso pasa en un Clásico, no se puede aspirar a otra cosa que no sea la derrota o la eliminación. “Fue un partido redondo, el mejor del semestre”, dijo el Piojo. “Hoy no se salva nadie, nos morimos de nada”, admitió Cardozo.
Línea por línea, América fue mejor, desde el arco hasta los delanteros. Los azulcremas interpretaron mejor lo que estaba en juego, los rojiblancos no le tomaron el pulso al partido. Del minuto 1 al 90, los de Coapa ganaron los duelos individuales. Marchesín tuvo una de las noches más serenas. Sí, en un Clásico Nacional tuvo poca actividad porque Chivas no lo inquietó; mientras Miguel Jiménez falló en la acción del primer gol.
En defensa, Bruno Valdez y Emanuel Aguilera negaron a los atacantes tapatíos; gobernaron las áreas cortando las pelotas con las que Chivas pretendió acercarse y del otro lado, los dos tuvieron que ver en la acción del gol.
Guido Rodríguez y Edson Álvarez fueron una barredora que se llevaron por delante a la media cancha de Chivas, que no fueron capaces de tomarles el pulso en la recuperación de la pelota.
Andrés Ibargüen y Renato Ibarra generaron desequilibrio por las bandas, fueron una amenaza constante para los laterales rojiblancos que solo les veían el número. El colombiano, horas antes, se había lanzado contra Chivas y no se escondió, fue uno de los mejores partidos que ha tenido desde que llegó a México.
Adelante, José Clemente y Nicolás Castillo hicieron la guerra, lo mismo que Henry Martín y Benedetti que pelearon hasta el último el contragolpe que acabó en el segundo gol.
América ganó el primer Clásico Nacional de la semana, lo hizo desde la actitud y el carácter, lo que no puede faltar en estos duelos.