Continuación de mandato
Uno de los objetivos teóricos de la reforma constitucional que incorpora la figura de revocación de mandato de los funcionarios de elección popular es que sea el mismo pueblo el que impida a un gobernante seguir en el ejercicio del cargo cuando manifiestamente se ha conducido en contra del interés general o de manera ilegal.
En un Estado de Derecho consolidado no se necesita consultar al pueblo para destituir a un funcionario, basta aplicar mecanismos constitucionales del tipo de juicios políticos, declaración de procedencia penal, o lo más común, ponerlos en manos de la justicia para que ésta sancione sus faltas o excesos; pero está de moda hablar de democracia directa y nada mejor que sea el pueblo en su función de jurado popular el que decida qué funcionarios deben ser defenestrados.
El partido en el gobierno pretende darle usos diferentes a la revocación del mandato, el más obvio, que AMLO participe de manera directa en el proceso electoral del 2021; utilizarlo como arma para eliminar a adversarios políticos que no sean del agrado del presidente, gobernadores, senadores, diputados o presidentes municipales; otro uso, posible en la lógica morenista del poder omnímodo, sería utilizarlo para declarar constitucionalmente, o imponer por la fuerza, un estado de emergencia y mediante una consulta popular justificar la continuidad del mandato presidencial.
La revocación como mecanismo de destitución de funcionarios incompetentes o deshonestos se justifica en casos extremos, sobre todo cuando los órganos constitucionales no actúan, pero utilizarla para ganar votos para su partido sometiéndose a un plebiscito solo lo hacen gobernantes como Chávez, Maduro y Evo Morales siguiendo el modelo que les dictaba su jefe Fidel Castro.
Es una burla que el mismo presidente, aún antes de cumplir un año en el cargo pretenda convocar al pueblo para que exprese si debe seguir o no, esta farsa tiene como fin único permitir que AMLO aparezca en la boleta, haga campaña y promueva el voto morenista de manera descarada, desafiando las restricciones legales y violando los principios de equidad e imparcialidad en las contiendas electorales.
La “revocación” también puede utilizarse para deshacerse de adversarios políticos, sobre todo en los casos que amenacen la sucesión presidencial o las gubernaturas estatales. En cierta medida la revocación se puede usar de manera facciosa como se hacía con la declaratoria de “desaparición de poderes” que es una facultad constitucional del Senado para destituir gobernadores (artículo 76-V), esta figura que se utilizó en el pasado para defenestrar a los gobernadores que perdían el favor presidencial, tan solo el general Cárdenas en su sexenio ordenó “la desaparición de poderes” de más de una docena de estados.
Otro uso perverso que se le puede dar a la revocación (o la consulta popular) sería con el objeto de “justificar” la continuación del presidente en el poder sin necesidad de presentarse a una reelección, para lo cual bastaría declarar el estado de emergencia nacional en los supuestos previstos en el artículo 29 constitucional, lo que implica la restricción o suspensión de garantías, y por lo tanto la dificultad de organizar el proceso electoral.
Aun cuando de manera expresa no se establece la suspensión de elecciones en el caso de una declaratoria de suspensión de garantías, el gobierno –y su partidobien podrían manipular la figura de revocación o de consulta para preguntarle al pueblo si como consecuencia de ese estado de emergencia –real o ficticio“se justificaría la continuación del mandato presidencial en tanto se normaliza la situación”.
Le creo al presidente cuando afirma (firmarlo fue un exceso de engatusamiento) que no aspira a la reelección, pero estoy seguro, como él mismo lo dice, que desea “de todo corazón y con toda su alma” defender lo logrado, de ahí que buscará cualquier resquicio legal –o político- que le permita la continuación de su mandato.
En su discurso de “no reelección” el presidente se excedió en el tono y contenido de sus amenazas: “Sepan pues, señores conservadores, que abandonaré la presidencia en el día preciso que marca la ley… pero también les digo con sinceridad y en buena lid que deseo de todo corazón y con toda mi alma que lo logrado para entonces sea muy difícil de revertir”.
Esta intimidación muestra el talante autoritario de AMLO, en un país libre todos deben expresar sus ideas, partidos y candidatos tienen la obligación legal de depositar ante la autoridad electoral sus propuestas de gobierno (ejemplo, concluir el aeropuerto de Texcoco), de ahí que sería mejor para todos si el presidente ahuyentara sus demonios y moderara su discurso en contra de sus rivales políticos.
Nadie sabe qué sucederá en 2024, si AMLO no pudiera continuar en la presidencia intentará imponer en la boleta a Andrés López Beltrán, a Beatriz Gutiérrez de López o a Claudia Sheinbaum como continuación de su mandato.
El único fin de la revocación es que AMLO aparezca en la boleta y promueva el voto morenista