Devolverle al pueblo lo robado
Por siglos, pero particularmente en los últimos 30 años, las arcas públicas y la sociedad han sido saqueadas y robadas por servidores públicos corruptos y por grupos delincuenciales. Inmensas fortunas se han amasado al amparo del poder político y algunos grupos criminales han acumulado cantidades inimaginables de dinero, joyas y bienes de todo tipo como producto del narcotráfico, el tráfico de armas, la trata de personas, los secuestros y los asaltos. Para que haya justicia no basta capturar a los corruptos y a los delincuentes, resulta necesaria la reparación del daño. Devolverle al pueblo lo robado.
Hasta el momento, el gobierno de México ha realizado tres subastas: una de vehículos de lujo que poseía el gobierno federal; otra de inmuebles, y en fechas próximas realizará una más de joyas incautadas y confiscadas. En la primera, se remataron los autos de lujo que estaban al servicio de diversas secretarías y servidores públicos, que en nada contribuían al desempeño de sus funciones, simplemente eran privilegios de la burocracia dorada que dejaron de existir, junto con otros excesos como fueron las pensiones a los ex presidentes.
Las subastas de vehículos de lujo o de colección, de casas, de departamentos y de ranchos, así como de joyas incautadas, son monumentos a la frivolidad, al despilfarro y al mal gusto. Así se veían y se sentían intocables. Es pertinente que el dinero recabado por estas subastas se destine en apoyo a las comunidades más pobres del país. Así ocurrió el pasado lunes 17 de junio, cuando el Presidente de la República entregó más de 25 millones pesos a dos de los municipios más pobres de Oaxaca: Santos Reyes Yucuná y Santa María Zaniza.
O como ocurrió, el pasado jueves 18 de julio, cuando entregó una cantidad similar a dos de los municipios más pobres de la Montaña de Guerrero. Dichos recursos serán destinados al Programa de Pavimentación de Caminos a Cabeceras Municipales.
Los opositores a la cuarta transformación quieren hacer creer que la creación del Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado es un simple elemento propagandístico, pero no es así. Se trata de un cambio de fondo que expresa una nueva forma de ejercer el poder público. Por una parte, en su propia denominación establece con claridad lo que ha ocurrido en nuestro país durante sexenios y la intención de actuar al respecto.
Se trata de un antes y un después. En el antes, en el pasado, se encuentra la corrupción, la frivolidad, el dispendio y el derroche. Ahora, es necesario realizar un trabajo con honestidad, austeridad y transparencia, donde la corrupción debe ser erradicada.
También se acabaron los tiempos en los cuales los jefes de las bandas criminales, aún presos, gozaban de enormes cantidades de dinero y recursos con los cuales seguían controlando a sus cárteles y podían continuar con sus actividades delictivas. Si bien los daños causados por los corruptos o los delincuentes son irreparables, por lo menos si los recursos recuperados se destinan en apoyos a los que más lo necesitan, habremos avanzado.
Si lo recuperado se destina en apoyos a los que más lo necesitan, habremos avanzado