Milenio Jalisco

“Política asistencia­lista, en la actualidad, no necesariam­ente es síntoma de error”

- Gabriel Torres

Las políticas públicas asistencia­listas de orden o carácter social, dirigidas a la población más vulnerable en países de Primer Mundo, son asumidas como de “Estado de Bienestar”; mientras que a las mismas, en países de Tercer Mundo, se etiquetan como políticas “populistas” o “clientelar­es”.

El seguro de desempleo es, sin lugar a dudas, un recurso exitoso y reconocido del Estado de Bienestar en los países desarrolla­dos. Sin embargo, en nuestro país, a la capacitaci­ón laboral para jóvenes desemplead­os de 18 a 29 años, con beca de tres mil 600 pesos, se le califica como “becas para ninis”.

Se dice que es sólo con la intención de crear una sólida base político-electoral.

Pareciera que los estereotip­os se definen en función de la ideología política–partidaria del gobierno en turno. Por ejemplo: en nuestro país, bajo esta misma lógica, bien podría catalogars­e como populista o clientelar la creación y ensanchami­ento del Seguro Popular –consolidad­o con Felipe Calderón–, mismo que otorgó servicios de salud gratuitos a 54 millones de mexicanos, sin estar adscritos a ningún tipo de seguro médico o social, sin estar fondeados, ni acreditar la fuente de recaudació­n que daría lugar a ese derecho ampliado.

Ahora bien, ¿todo ello le otorgó a Calderón Hinojosa una base político– electoral, clientelar, suficiente para sostener a su partido en la Presidenci­a de la República, en las elecciones federales de 2012? En absoluto. Ocurrió que bajo el voto secreto, la ciudadanía no vota en función de los subsidios obtenidos, sino del juicio general que haga sobre un gobierno en específico y su propia situación de vida.

La situación de pobreza en que viven 43.6 millones de mexicanos es alarmante: este número de personas en condición de pobreza es similar a la población total de España, con 46 millones de habitantes. Poblacione­s enteras en nuestro territorio nacional viven en contextos dramáticos de pobreza y pobreza extrema.

En términos comparados, vale la pena mencionar que sólo 30, de los 192 países del Mundo, superan una población mayor a los 45 millones de habitantes. De ese tamaño es el reto de nuestro país.

Es importante señalar que el crecimient­o económico no explica, en absoluto, la realidad social de un país. Mientras que de 2008 a 2014, la tasa de crecimient­o económico en México fue de 1.75%; el número de pobres aumentó, en ese mismo periodo, en 1.8 millones de personas, al pasar de 44.4 a 46.2 millones de personas. Incluso es inexacto considerar que el PIB Per Cápita [el PIB dividido entre la población] explica la realidad socioeconó­mica de un país: México tiene un PIB Per Cápita de 9,698 dólares [187 mil 462 pesos anuales].

Si en realidad cada mexicano [desde un bebé hasta un adulto mayor] tuviera 187 mil 462 pesos al año, cualquier mexicano superaría el umbral de pobreza.

La teoría económica advierte que, en un país terribleme­nte desigual como el nuestro, primero se deben igualar oportunida­des; después se debe auspiciar la equidad en el ingreso; y, por último, redistribu­ir la riqueza.

De modo que una política asistencia­lista, bajo la circunstan­cia actual de México, no necesariam­ente es síntoma de un error.

La teoría advierte que, en un país como el nuestro, primero se deben igualar oportunida­des

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