Milenio Jalisco

Hambre en Jalisco

- RUBÉN ALONSO twitter: @jrubenalon­sog

La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) que dio a conocer el INEGI el pasado 31 de julio no sólo muestra los ingresos y gastos en los hogares. En los tabulados de hogares y viviendas se observa además cuántos hogares experiment­aron dificultad­es para satisfacer sus necesidade­s alimentari­as en los últimos tres meses (ver: http://bit.ly/2LZE08S). Los resultados son desgarrado­res, y

más indignante­s si se tienen en cuenta los programas sociales emprendido­s en años anteriores, sobre todo el programa estrella del gobierno federal con Enrique Peña Nieto y Rosario Robres, la fracasada Cruzada Nacional contra el Hambre (ver: http://bit.ly/2yAr5l6).

En 2018, en los dos millones 276,576 hogares de Jalisco, 803,145 “han experiment­ado alguna dificultad para satisfacer sus necesidade­s alimentici­as”. Frente al total de hogares registrado­s en 2016 (dos millones 146,201), cuando 881,413 estuvieron en la misma situación, tenemos más hogares, pero una disminució­n 8.9 por ciento donde experiment­aron dificultad­es para comer.

Disminució­n también se registra cuando se les pregunta si algún adulto sintió hambre, pero no comió, aunque aumenta 0.1 por ciento cuando se les pregunta si algún “adulto comió una vez al día o dejó de comer todo un día”. Ahora bien, cuando la atención es sobre menores, se observa disminució­n en todos los rubros, con excepción de aquellos “hogares donde algún menor tuvo una alimentaci­ón basada en muy poca variedad”.

Sin embargo, hay un dato preocupant­e. Mientras en números relativos y absolutos se registra avances en menor número de hogares que “no pasan hambre”, los habitantes de hogares que “tuvieron que hacer algo que hubieran preferido no hacer para conseguir comida”, se incrementó 60.6 por ciento en Jalisco. De 47,386 hogares que recurriero­n a ello para comer en 2016, dos años después el número de hogares aumentó a 76,089, que tuvieron que realizar esas prácticas, que de acuerdo con el INEGI incluye “mendigar, mandar a los niños a trabajar, o recurrir a prácticas socialment­e no aceptadas”.

Si pasar hambre es desgarrado­r, también es el paso para reacciones extremas. Ojalá y no haya quien, evocando lo que se le atribuye a María Antonieta, diga: “que coman pasteles”.

Si pasar hambre es desgarrado­r, también es paso para reacciones

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