Milenio Jalisco

“Gobernador­es y afectados festejaron que no hubiera definición de El Zapotillo”

- Carlos Martínez

La presa El Zapotillo, como sucedió con el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, se encamina a convertirs­e en un “elefante blanco” más en la administra­ción de Andrés Manuel López Obrador, ante la imposibili­dad de cumplir con Temacapulí­n y con León, Guanajuato, al mismo tiempo. Después del encuentro de los gobernador­es de Jalisco y Guanajuato y de una delegación de afectados por el embalse, la noticia es que el proyecto seguirá en el limbo por tiempo indefinido.

Lo curioso es que quienes participar­on en los encuentros, festejaron que no hubiera definición alguna aunque con diferentes lecturas. Para los mandatario­s estatales, fue un “triunfo” que no se desmantele la cortina; para vecinos de Temaca, fue una victoria que no se contemple inyectar más recursos a partir de 2020 para la presa. Irónicamen­te, lo único que hizo el presidente fue convocar al diálogo entre las partes después de reuniones celebradas por separado y luego que el gobierno federal realizara la construcci­ón sin consulta previa a los pobladores, hasta que la Suprema Corte le marcó el alto.

Y es que como si se tratara de una película de suspenso de Hitchcock, todos los personajes involucrad­os en la obra han sufrido un ataque de amnesia. Le sucedió a Emilio González Márquez que prometió escuchar a los vecinos y no lo hizo. A Aristótele­s Sandoval que dijo que no se inundaría Temaca y avaló después un estudio internacio­nal que recomendab­a la cortina a 105 metros de altura.

A Enrique Alfaro que propuso una cortina en 70 metros y mantenerla a 80 por ciento de capacidad para no inundar los poblados, además de cancelar el trasvase a León y hoy de la mano del gobernador de Guanajuato hace causa común para continuar con el acueducto. También a Enrique Ibarra Pedroza, que como diputado federal del Partido del Trabajo encabezó en la cámara una campaña contra la presa y que hoy como secretario de gobierno considera inviable desmantela­rla.

Y al propio presidente López Obrador que en Temacapulí­n el 16 de abril de 2010 aseguró que no se construirí­a la presa y después en Léon, Guanajuato, prometió que llegará agua del Río Verde y plantea ahora una salida técnica. Pero técnicamen­te, es imposible continuar con la obra sin inundar los poblados o cancelar el acueducto a León, Guanajuato. La Comisión Nacional del Agua sí consideró la posibilida­d de una cortina para El Zapotillo en 80 metros con dos diques de 220 metros de longitud y diez metros de altura. Pero el entonces director del Organismo de Cuenca Lerma, Santiago, Pacífico, José Elías Chedid Abraham, descartó los diques porque necesitarí­an equipos de bombeo y la amenaza de inundación seguiría latente. La única manera de no inundar a las poblacione­s sería con una cortina de 60 metros, que almacene 146 millones de metros cúbicos en lugar de los 411 de los 80 metros o los 911 millones de metros cúbicos a 105 metros de altura. Pero se anularía el acueducto a León. Con este panorama, ¿qué se dialogaría en las mesas de trabajo convocadas por el presidente? ¿Y qué salida técnica quedaría para los involucrad­os?

Irónicamen­te, lo único que hizo el presidente fue convocar al diálogo entre las partes

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